Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM)
Rebeca Flores
Guillermo Salvador López Rocha
Agradecemos al INEHRM su amable disposición a compartir con Memórica los recursos digitales y textos de la presente exposición. De igual manera a Mediateca/INAH por facilitar los recursos digitales de su acervo.
El general Felipe Ángeles, ca. 1915. © (374054) Secretaría de Cultura.INAH.Sinafo.FN.México.
“Desorganizada la División del Norte, Ángeles comprendió que ‘todo se había perdido, hasta el honor’ y, después de reñir con su jefe Francisco Villa, se radicó en los Estados Unidos, en calidad de refugiado, eligiendo El Paso como lugar de residencia.
Allí adquirió una pequeña propiedad rural, algunas vacas, cerdos, gallinas, etc., y ahora se dedica a la vida campestre y a recordar –quizá con justísimo remordimiento– su pasado bochornoso. Como estas notas biográficas
distan mucho de constituir un libelo, debemos consignar hechos y apreciaciones con sujeción a la verdad; de aquí que manifestamos gustosos y sin ambages que el general Ángeles es de los pocos revolucionarios que no
robaron. Al revés, dentro y fuera de la revolución, ha vivido modestamente, y el rancho que hoy posee, lo compró con dinero (diez mil dólares) que recibió, en calidad de préstamo, del ex Gobernador de Sonora, don José
M. Maytorena. Ángeles carece de bienes y de fortuna, y ni sus enemigos le han hecho el cargo de falto de honradez.”
Antimaco Sax [José Elguero], Política contemporánea. Los mexicanos en el destierro, San Antonio, Edición del autor, 1916, pp. 69-70.
Felipe Ángeles durante un discurso. 1915. © (287501) Secretaría de Cultura.INAH.Sinafo.FN.México.
“Es muy inteligente y estudioso. Sus amigos y condiscípulos aseguran que tiene más de teorizante, que de hombre práctico; pero nosotros creemos que, si tuvo este defecto, lo ha corregido en el ajetreo de la revolución, toda vez que supo organizar las
chusmas de Villa y conducirlas a la victoria en señaladas ocasiones. Más bien se nos antoja el general Ángeles vacilante, indeciso, con poco valor personal, y, como todos los hombres inteligentes de esta especie, muy
dado al análisis, en cuyas especulaciones suele perderse como en un laberinto. De aquí que Ángeles, tan bien preparado para situaciones como la del villismo, no haya podido mostrarnos una personalidad propia y fuerte.
Siempre fue ‘el segundo de Villa’, cuando debió haber sido el primero, por no decir ‘el único’. Todo lo cual demuestra que los caudillos no se forman en las escuelas, aunque éstas se llamen Chapultepec o Fontainebleau,
sino que los ‘jefes naturales’ lo son de nacimiento, por virtud de esa fuerza misteriosa y extraña, que llevan en el alma algunos hombres, sean Atilas o Napoleones, Villas o Huertas.”
Antimaco Sax [José Elguero], Política contemporánea. Los mexicanos en el destierro, San Antonio, Edición del autor, San Antonio, Texas, 1916, pp. 69-70.
El general Felipe Ángeles en el exilio. 1917. Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
“El General Ángeles permaneció en Estados Unidos, como exiliado político, residiendo en la ciudad de El Paso, con grandes dificultades económicas, porque él no había amasado fortuna alguna. Casi de la miseria lo rescató la generosa amistad del General
José María Maytorena, exgobernador constitucional del estado de Sonora, quien le facilitó elementos para adquirir un rancho y tratar de vivir modestamente. En el rancho de El Bosque cerca de El Paso, Tex., y al otro
lado del río Bravo, se estableció el General Ángeles con su familia, formada por la señora su esposa, Clara Kraus de Ángeles y sus hijos Alberto, Isabel, Felipe y Julio. Estos entonces contarían unos doce años. La vida
del General Ángeles en El Paso, Tex., fue de rudo trabajo, sin embargo, el negocio del rancho vino a menos y terminó con el fracaso económico, a pesar de que el hijo mayor Alberto, trabajó heroicamente por salvar los
intereses de la familia.”
Federico Cervantes M., Felipe Ángeles en la Revolución. Biografía (1869- 1919)>, México, Edición del autor, 1964, pp. 216-220.