Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM)
Rebeca Flores
Guillermo Salvador López Rocha
Agradecemos al INEHRM su amable disposición a compartir con Memórica los recursos digitales y textos de la presente exposición. De igual manera a Mediateca/INAH por facilitar los recursos digitales de su acervo.
Tropas federales en Torreón, marzo de 1914. Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Library of Congress Prints and Photographs Division Washington, D.C. 20540 USA (2014695762).
“Posesionadas de Bermejillo las tropas de la División del Norte, los señores Generales Villa y Ángeles piden por teléfono al General J. Refugio Velasco la rendición de la plaza de Torreón, desarrollándose el siguiente diálogo: (Llama el General Ángeles,
contesta el Capitán Eguiluz y después de cerciorarse quién es su interlocutor, entrega la bocina al General Velasco)
Ángeles. — Buenas tardes, mi general.
Velasco. — Buenas tardes. ¿De dónde habla usted?
A.— De Bermejillo, mi General.
V.— ¿Que ya tomaron Bermejillo?
A.— Sí, mi General.
V.— Lo felicito
A.— Gracias.
V.— ¿Y qué les hicieron?
A.— Nada. Con el objeto de evitar algún tanto el derramamiento de sangre, creemos cumplir con un deber pidiendo a usted la plaza de Torreón.
V.— Un momento. (El General Ángeles creyó que con estas palabras Velasco trataba de eludir toda conversación sobre el particular; y agregó:). — ¿De modo que es inútil toda conversación sobre este asunto?
V. — ¿Es inútil?
A.— Eso es lo que yo pregunto.
En lugar de contestar, Velasco pasó la bocina al coronel Solórzano, que con argumentos baladíes trata de convencer el General Ángeles de que debían deponer las armas los Constitucionalistas.”
Roque González Garza, P. Ramos Romero y J. Pérez Rul, Apuntes para la historia. La Batalla de Torreón, Torreón, S.P.I., 1914, pp. 8-9.
Tropas dg en Torreón, 1914. Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Library of Congress Prints and Photographs Division Washington, D.C. 20540 USA (2014696015).
“El general Ángeles sugirió que se dejara libre la salida del enemigo hacia Saltillo, y Villa requería nuevos refuerzos. Los hermanos Arrieta de Durango, con bastantes hombres bien equipados, habían desobedecido la orden de acudir a la batalla de Torreón.
Por la noche se siguió combatiendo por todos lados, hasta que las posiciones altas fueron nominadas después de una seria resistencia del enemigo. La lucha llegó hasta las casas de la ciudad, en ataques con granada de
mano, y por fin, el 2 de abril de 1914, como a las cuatro de la tarde, protegidas por una gran polvareda levantada por fuerte viento, se retiraron las tropas federales de Torreón, ciudad que fue ocupada por las tropas
más avanzadas. El general Villa, con la División del Norte, hacía su entrada triunfal el 3 de abril de 1917 y la artillería de Ángeles era saludada con admiración.”
Federico Cervantes M., Felipe Ángeles en la Revolución. Biografía (1869- 1919), México, Edición del autor, 1964, pp. 67- 68.
General Brigadier Felipe Ángeles, 1914. Imagen tomada del libro de Roque González Garza, P. Ramos Romero y J. Pérez Rul, Apuntes para la historia. La Batalla de Torreón, S.P.I., 1914.
“Felipe Ángeles tuvo una intervención decisiva en el proceso que llevó al ejército villista a adquirir una identidad política propia, distinta y enfrentada al constitucionalismo, del que provenía. Este proceso tuvo un momento acelerado de definición a
mediados de 1914. Como se sabe, previo a la batalla de Zacatecas ocurrió el distanciamiento entre Villa y Carranza por el empecinamiento de éste en obstaculizar la toma de esa ciudad por la División del Norte e impedir
que Villa, luego de su previsible victoria, tuviera la vía franca para avanzar hacia la capital del país.”
Felipe Arturo Ávila Espinosa, “Felipe Ángeles y la Convención de Aguascalientes”, en Adolfo Gilly (compilador), Felipe Ángeles en la Revolución, México, Era / Conaculta, 2008, p. 71.
Juan O’Gorman, División del Norte (detalle), 1979-1980, pintura al fresco. Museo Nacional de Historia-Castillo de Chapultepec, Secretaría de Cultura.INAH.México.
“Señor don Venustiano Carranza: Su último telegrama nos hace suponer que usted no ha entendido o no ha querido entender nuestros dos anteriores. Ellos dicen en su parte más importante, que nosotros no tomamos en consideración la disposición de usted que
ordena deje el general Villa el mando de la División del Norte, y no podríamos tomar otra actitud en contra de esa disposición impolítica, anticonstitucionalista y antipatriótica. ”Hemos convencido al general Villa
de que los compromisos que tiene contraídos con la Patria, lo obligan a continuar al mando de la División del Norte, como si usted no hubiera tomado la malévola resolución de privar a nuestra causa democrática de su
jefe más prestigiado, en quien los liberales y demócratas mexicanos tienen cifradas sus más caras esperanzas.
”Si él lo escuchara a usted, el pueblo mexicano, que ansía el triunfo de nuestra causa, no sólo anatematizaría a usted por solución tan disparatada, sino que vituperaría también al hombre que en camino de libertar
a su país de la opresión brutal de nuestros enemigos, abandonaba las armas por sujetarse a un principio de obediencia, a un jefe que va defraudando las esperanzas del pueblo, por su actitud dictatorial, su labor de
desunión en los Estados que recorre y su desacierto en la dirección de nuestras relaciones exteriores.”
Telegrama de Calixto Contreras y otros generales de la División del Norte, entre los que figura Felipe Ángeles, 14 de junio de 1914, en Vito Alessio Robles, La Convención Revolucionaria de Aguascalientes>,
México,
inerm, 2014, pp. 30-31.
Felipe Ángeles y su Estado Mayor en el cerro de la Bufa, después de la toma de Zacatecas, en junio de 1914. © (6119) Secretaría de Cultura.INAH.Sinafo.FN.México.
“A la mañana siguiente entramos a Zacatecas visitando el campo de batalla por el lado de La Bufa; en donde, en verdaderos nidos de águilas se había hecho fuerte el enemigo [...]
”¡Oh el camino de Zacatecas a Guadalupe! Una ternura infinita me oprimía el corazón; lo que la víspera me causó tanto regocijo, como indicio inequívoco de triunfo, ahora me conmovía hondamente.
”Los siete kilómetros de carretera entre Zacatecas y Guadalupe y las regiones próximas, de uno y otro lado de esa carretera, estaban llenas de cadáveres, al grado de imposibilitar al principio el tránsito de carruajes.
Los cadáveres ahí tendidos eran, por lo menos, los ocho décimos de los federales muertos el día anterior en todo el campo de batalla [...] ”Gracias a la fría temperatura de Zacatecas, los cadáveres aún no apestaban
y se podían observar sin repugnancia [...]
”En los soldados, aunque ya habían sido movidos al despojarlos de sus zapatos y ropa exterior, había infinidad de actitudes y de expresiones: quienes habían muerto plácidamente y sólo parecían dormir, quienes guardaban
actitudes desesperadas y la mueca del dolor y del espanto.
”Y ¡pensar que la mayor parte de estos muertos fueron cogidos de leva por ser enemigos de Huerta y, por ende, amigos nuestros! Y ¡pensar que algunos de ellos eran mis amigos, que la inercia del rebaño mantuvo del
lado de la injusticia!”
Felipe Ángeles, “Diario de la Batalla de Zacatecas”, en Álvaro Matute (compilador), Documentos relativos al general Felipe Ángeles, México, Editorial Domés, 1982, pp. 89-91.
Juan Ortega, La toma de Zacatecas, junio de 1914, hoja suelta. Colección Gráfica y de Sonido del inerm.
Ángel Boliver, La toma de Zacatecas, 1914. Museo Nacional de Historia-Castillo de Chapultepec. Secretaría de Cultura. inah.
“La desobediencia de la División del Norte vendría a constituir la declaración de guerra política de Ángeles contra Carranza, a quien, por lo demás, esta actitud no tomaba desprevenido, puesto que, como ya se señaló, desde que Ángeles se había incorporado
a la División del Norte, había pensado en la posibilidad de que se ‘volteara’ contra él y sus allegados.”
Odile Guilpain Peuliard, Felipe Ángeles y los destinos de la Revolución Mexicana, México, fce, 1995, p. 141.
g al frente sus tropas. 1914. © (287515) Secretaría de Cultura.INAH.Sinafo.FN.México.
“En realidad, de todos los principales líderes revolucionarios, seguramente Carranza veía en Ángeles a su mayor competidor: de entre los suyos, Pablo González era un subalterno leal y Obregón todavía carecía de experiencia necesaria para ser un líder
político; entre los contrarios, Villa y Zapata eran caudillos militares y reformadores sociales de alcance regional, sin la confianza internacional ni la preparación adecuada para encabezar el país. Sólo Ángeles tenía
capacidad y experiencia. Además, sería plenamente aceptado por todos los componentes del convencionalismo y era visto muy positivamente por el gobierno de Woodrow Wilson, pues contaba con los ingredientes que Washington
deseaba para el próximo presidente de México: ser un revolucionario, moderado, privilegiar el orden y simpatizar con Estados Unidos.”
Javier Garciadiego, “Una guerra no secreta: similitudes y diferencias de Felipe Ángeles y Venustiano Carranza”, en Adolfo Gilly (compilador), Felipe Ángeles en la Revolución, México, Era / Conaculta,
2008, pp. 90-91.