Rococó

El rococó se considera un estilo cercano al barroco que floreció con fuerza un siglo más tarde y se asocia a menudo con el reinado de Luis XV en Francia, y en especial con el gusto por el arte de su famosa amante Madame de Pompadour. En este sentido se reconoce su origen aristocrático, mismo que durante el siglo xviii se extendió por todo el continente europeo, el cual consistió en ser más recargado en el trazo y vinculado a menudo con la noción de elegancia, propia de las clases altas y nobles de la época. En consecuencia, renueva los contenidos y supera la seriedad de la pintura clásica de las academias y surgen, en el arte, temas como el erotismo recreado en escenarios cargados visualmente, en los que pareciera que el mundo es más terrenal y menos sagrado.

El concepto

El origen de la palabra rococó es francés y proviene de rocaille, que significa “piedra”, y “coquille” o “concha”; ambos elementos eran utilizados para la ornamentación de espacios interiores tal como se decoraban algunas grutas artificiales. Considerado incluso un estilo “juguetón”, fue rechazado en un primer momento por los artistas formados en la tradición renacentista, de tal suerte que fue un término peyorativo que sólo con el tiempo se adoptó como adjetivo para calificar la vida frívola de los cortesanos.

Características

Se caracteriza por el uso de exageraciones, con un toque ligero pero elegante. Las constantes temáticas se inclinaron a los placeres de las clases nobles y por ello fue considerado “voyerista”, es decir, esta pintura permitía observar el estilo de vida al que muy pocos tenían acceso. Su colorido también se sensualiza con el uso de los tonos más “delicados” y claros, como los pasteles.