Sala 3 · Tema 3
Las letras e imágenes impresas son, además de entes cargados de significación, objetos físicos. Esta característica los dota de elementos propios a los procesos mediante los cuales fueron producidos. Como la industria editorial sufrió cambios radicales en el siglo xix (como la invención de la litografía, la fotografía y las prensas rotativas), la parte material de sus productos conllevó elementos que enriquecieron los que ya existían y añadió otros más. La interacción con las estampas presenta características físicas inherentes, como la tinta y el papel, pero en los procesos de producción los moldes con los que las letras y las imágenes logran imprimirse se encuentran en una matriz, y el medio mediante el cual sucede esto es gracias a la acción que ejerce una prensa. Los elementos gráficos que constituyeron a las estampas fueron resultantes de los materiales y procesos con los que se hacían, de tal manera que las litografías, grabados, tipos de plomo y fotograbados empleados contenían, además de sus mensajes iconotextuales, información física y sintáctica visual.
“La Vizcaína Semierudita”, “La Colegiala de los Vizcaínos” y “La Viuda Queretana” fueron escritoras anónimas que publicaron en El Diario de México (1805-1817), fundado por Carlos María Bustamante y Jacobo de Villaurrutia. En sus textos reflexionaron sobre su posición social como mujeres y su interés por la lectura, el conocimiento y la educación.
Las prensas para imprimir sufrieron adaptaciones constantes a partir del siglo xix, propias de la tecnología de la época, los presupuestos de las imprentas, los sistemas de impresión implicados y los productos editoriales que se imprimían con ellas, por lo que su tamaño, diseño y usabilidad respondió a circunstancias particulares.
Curioso es que los grabados que ilustraron Don Bullebulle fueran en madera, pues en esa época la litografía ya había suplantado al grabado en las imprentas, pero es de entenderse que un periódico regional, bajo presiones económicas y políticas, tuviera que adecuarse, como muchos otros, a las condicionantes tecnológicas y presupuestarias para subsistir.
La prensa periódica femenina
Si bien la educación escolarizada del siglo xix no contempló en sus inicios al género femenino, fue gracias a las revistas y los periódicos para el entonces llamado “sexo débil” que la mujer pudo incursionar en los aconteceres del momento y con ello definir cada vez más su papel como lectora, escritora y editora. Algunas publicaciones destacadas dirigidas a ellas fueron Panorama de las Señoritas (1842), Violetas del Anáhuac (1887-1889) y El Álbum de la Mujer (1883-1890), que contenían temas sobre arte, política, historia, literatura, noticias, moda y ciencia. Con este nuevo concepto —la prensa femenina—, la enseñanza a través de los libros y revistas se abrió a un público más heterogéneo, que también incluyó a los niños. Este grabado en plomo cortado con buril de Manuel Manilla (1830-1890) nos muestra a tres mujeres recibiendo instrucción de otra que lleva unos libros.
Cuatro señoras con libro. Manuel Manilla. Grabado. Museo Nacional de Arte.
Máquinas e impresos políticos
Con la invención de la fotografía en el siglo xix se abrieron nuevas expectativas tecnológicas, de visualización y representación del mundo. El retrato individual y grupal dio testimonio no sólo de las cualidades fisiognómicas y frenológicas de los retratados, sino de los hechos en los que participaron. Como instrumento periodístico y complemento ilustrativo, la fotografía apareció en las revistas ilustradas de los años 80 del siglo xix y en los periódicos de los 90. El Plan de Guadalupe debe su nombre a la “Hacienda de Guadalupe”, ubicada en la localidad de Ramos Arizpe, Coahuila, lugar donde se redactó, se imprimió y se firmó el documento el 23 de marzo de 1913 y cuyo fin era retirar, bajo la dirección del entonces gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, al gobierno de Victoriano Huerta. En la imagen podemos apreciar a los responsables de la impresión del documento y la máquina empleada para tal fin.
Prensa en la que se imprimieron los primeros ejemplares del Plan de Guadalupe, en la hacienda del mismo nombre. 1913. José Mendoza (atribución). Fotografía. Centro de Estudios de Historia de México CARSO.
La edición regional
Gabriel Vicente Gahona (1828-1899), alias Picheta —por su supuesta manía de llamar piceta a las pesetas—, fue un excelso grabador y editor yucateco. Su maestría técnica fue consecuencia de unos supuestos estudios en Europa pero, sobre todo, de la calidad de sus grabados con los que ensalza, junto con José Guadalupe Posada, lo mejor del grabado popular del siglo xix en México. Este grabado, Subió Picheta sobre la prensa…, es una de las más de 80 xilografías que ilustraron Don Bullebulle, Periódico burlesco y de extravagancias redactado por una sociedad de bullicios, que fue dirigido, primero, por José María García Morales y, luego, por Vicente Gahona; se publicó en Yucatán entre 1847-1848. En la imagen se aprecia una prensa plana, en la que seguramente se editaban o hacían pruebas del periódico y se imprimían los grabados de Gahona.
Subió Picheta sobre la prensa…, Gabriel Vicente Gahona. Don Bullebulle, periódico burlesco y de extravagancias redactado por una sociedad de bullicios. Grabado. Museo Nacional de Arte.
La mecanografía y el género femenino
La máquina de escribir es un invento del siglo xviii cuyo uso se hizo frecuente en la segunda mitad del xix. Vivió diferentes adaptaciones hasta que se le incluyó el sistema de teclado qwerty, como el que utilizamos actualmente. Su uso fue casi exclusivo para cartas, documentos y para los ámbitos periodístico y literario. Aunque fue un sistema eficaz de impresión de letras ―pues ha sido el único que, hasta la fecha, escribe e imprime a la vez―, no logró trascender en el ámbito librario porque no era un mecanismo multirreproductor y no tenía la capacidad de componer la matriz con el texto, como en el tipo móvil, por lo que se dependía directamente de la habilidad del mecanógrafo para no cometer errores. El sector laboral dispuso de máquinas de escribir para transcribir, traducir y copiar documentos, a la vez que se convirtió en un producto de la división de tareas por género y de los esquemas de formación educativa, favoreciendo la disposición de un espacio de escritura mecánica para el “bello sexo”.
Mujer junto a una máquina de escribir. Ca. 1905. Fotografía. Fototeca Nacional, inah.