Después de la Independencia, los gobiernos de México y de sus estados emitieron leyes y reglamentos para prohibir la sustracción de objetos materiales y monumentos de los yacimientos arqueológicos para así evitar su salida de nuestro territorio con destino a los museos y los coleccionistas de otros países. A finales del siglo xix y durante el xx, el gran interés, o mejor dicho la “fiebre”, de varias naciones por la adquisición desmesurada de “antigüedades mexicanas” obligaron a las instancias gubernamentales a promulgar legislaciones más estrictas en materia de la defensa de los bienes del pasado indígena contra su expolio, principalmente por extranjeros, y se firmaron convenios internacionales con los gobiernos de otros países para proteger el patrimonio cultural de la humanidad.
En la presente administración, gracias al trabajo de la Secretaría de Relaciones Exteriores (sre) y de la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), han sido devueltas una enorme cantidad de piezas arqueológicas y objetos históricos que salieron ilegalmente de nuestro país. Una muestra de ellos puede ser admirada en la exposición temporal “La Grandeza de México” que hoy se exhibe en el Salón Iberoamericano dentro del edificio central de la Secretaría de Educación Pública (sep). En Memórica preparamos esta exposición digital porque queremos reconocer los enormes esfuerzos de la maquinaria institucional para repatriar aquellos bienes culturales del pasado que a partir del saqueo y el tráfico ilegal salieron del subsuelo mexicano pero que, una vez devueltos, pueden ser reintegrados al rico y complejo depósito de la memoria arqueológica e histórica de nuestra nación.
Después de la Independencia, los gobiernos de México y de sus estados emitieron leyes y reglamentos para prohibir la sustracción de objetos materiales y monumentos de los yacimientos arqueológicos para así evitar su salida de nuestro territorio con destino a los museos y los coleccionistas de otros países. A finales del siglo xix y durante el xx, el gran interés, o mejor dicho la “fiebre”, de varias naciones por la adquisición desmesurada de “antigüedades mexicanas” obligaron a las instancias gubernamentales a promulgar legislaciones más estrictas en materia de la defensa de los bienes del pasado indígena contra su expolio, principalmente por extranjeros, y se firmaron convenios internacionales con los gobiernos de otros países para proteger el patrimonio cultural de la humanidad.
En la presente administración, gracias al trabajo de la Secretaría de Relaciones Exteriores (sre) y de la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), han sido devueltas una enorme cantidad de piezas arqueológicas y objetos históricos que salieron ilegalmente de nuestro país. Una muestra de ellos puede ser admirada en la exposición temporal “La Grandeza de México” que hoy se exhibe en el Salón Iberoamericano dentro del edificio central de la Secretaría de Educación Pública (sep). En Memórica preparamos esta exposición digital porque queremos reconocer los enormes esfuerzos de la maquinaria institucional para repatriar aquellos bienes culturales del pasado que a partir del saqueo y el tráfico ilegal salieron del subsuelo mexicano pero que, una vez devueltos, pueden ser reintegrados al rico y complejo depósito de la memoria arqueológica e histórica de nuestra nación.
Una exposición sobre las identidades culturales de un país tan diverso como México implica la revisión de su memoria histórica. Los objetos patrimoniales que se presentan en esta exhibición temporal “La Grandeza de México”, en el Salón Iberoamericano de la sep, son testimonios indispensables para profundizar en procesos y acontecimientos que han configurado nuestro presente.
Cuando una pieza desaparece, se pierde la posibilidad de reconstruir la memoria de una nación. Los motivos por los que un objeto patrimonial puede salir del país son muchos, van desde la mala fe hasta la ignorancia. Las repatriaciones son siempre acciones producto de la cooperación internacional y del esfuerzo por recuperar el patrimonio.
México tiene una larga historia de repatriación de piezas y en años recientes ha habido un incremento significativo en la localización y gestión para recuperar objetos paleontológicos, arqueológicos, históricos y etnográficos de gran valor documental, estético e identitario.
Cada una de las piezas que se exhiben en esta muestra tiene una historia, y se reúnen para expresar, además, características de la identidad y región cultural que les dio origen; para el goce, reflexión y orgullo de los mexicanos.
Palabras de
Juan Manuel Garibay López
Coordinador Nacional de Museos y Exposiciones, inah
Una exposición sobre las identidades culturales de un país tan diverso como México implica la revisión de su memoria histórica. Los objetos patrimoniales que se presentan en esta exhibición temporal “La Grandeza de México”, en el Salón Iberoamericano de la sep, son testimonios indispensables para profundizar en procesos y acontecimientos que han configurado nuestro presente.
Cuando una pieza desaparece, se pierde la posibilidad de reconstruir la memoria de una nación. Los motivos por los que un objeto patrimonial puede salir del país son muchos, van desde la mala fe hasta la ignorancia. Las repatriaciones son siempre acciones producto de la cooperación internacional y del esfuerzo por recuperar el patrimonio.
México tiene una larga historia de repatriación de piezas y en años recientes ha habido un incremento significativo en la localización y gestión para recuperar objetos paleontológicos, arqueológicos, históricos y etnográficos de gran valor documental, estético e identitario.
Cada una de las piezas que se exhiben en esta muestra tiene una historia, y se reúnen para expresar, además, características de la identidad y región cultural que les dio origen; para el goce, reflexión y orgullo de los mexicanos.
Palabras de
Juan Manuel Garibay López
Coordinador Nacional de Museos y Exposiciones, inah