Nace Juana Belén Gutiérrez
27 de enero de 1875
Una de las participantes más destacadas en la lucha por los derechos laborales de hombres y mujeres durante la primera mitad del siglo xx fue Juana Belén Gutiérrez Chávez, quien nació el 27 de enero de 1875 en San Juan del Río, Durango. Desde niña estuvo en contacto tanto con el trabajo doméstico, en el cual se desempeñó en distintas haciendas de la región, como con las labores de minería, principal actividad en la que laboraban los hombres del lugar.
Por sus condiciones familiares, Juana se ocupaba de las tareas domésticas, pero también se dedicó a la ganadería y adquirió acciones en una mina de la zona. Al quedar viuda, se convirtió en la única proveedora de su familia y, al mismo tiempo, dio sus primeros pasos en la vida pública al comenzar a escribir para El Diario del Hogar, impreso opositor fundado por Filomeno Mata en 1881. De manera gradual se introdujo en los debates políticos que se difundían a través de diversas publicaciones contrarias al régimen de Porfirio Díaz. Su campo de participación como escritora se amplió poco a poco, al igual que su actividad intelectual y literaria, hasta llegar a ser fundadora de su propio diario, Vésper, que comenzó a imprimirse en 1901. Gracias a él tuvo tratos cercanos con los hermanos Flores Magón y los líderes del Partido Liberal Mexicano, de los cuales se separaría en 1906 por diferencias ideológicas.
Tiempo después se uniría a la causa maderista y a partir de 1916, aproximadamente, su discurso pasó de ser limitado sólo a la esfera laboral, para convertirse en defensor de los derechos de las mujeres, lo cual tradujo al campo de la acción a través de su participación en distintas organizaciones y eventos, como el Consejo Feminista Mexicano o la Liga Panamericana de Mujeres. Alrededor de 1911, Juana se había incorporado a las filas del zapatismo en donde, incluso, alcanzó el grado de coronela. Sin embargo, con esta elección se convirtió en parte de la oposición tanto de la facción carrancista como del golpista Huerta, por lo que pasó varias temporadas en la cárcel de Belén, donde sufrió cruentos interrogatorios y maltratos. Al término de la lucha armada, Juana se integró a las misiones culturales e indigenistas promovidas desde la Secretaría de Educación Pública y su labor educativa continuó hasta el final de sus días, el 13 de julio de 1942.