Como muchos criollos, Martín de Salazar y Villavicencio no pudo completar su carrera sacerdotal. Nacido en Puebla en 1601, sólo recibió las “órdenes menores”, que le permitían ayudar en las ceremonias, pero no oficiar misa ni confesar. La gran inundación de la Ciudad de México y otros contratiempos llevaron a Martín a emprender una vida errática y de embustes. El robo de títulos de ordenación y las farsas realizadas como sacerdote en diversas comunidades del territorio propiciaron la actuación inquisitorial. Tras un intento de fuga, la Inquisición lo acusó de celebrar misas y ceremonias religiosas sin estar ordenado.
Su expediente inquisitorial contrasta con el “héroe popular” de las novelas históricas de Vicente Riva Palacio. Fue este autor, quien a finales del siglo xix, convirtió a “Garatuza” en un héroe de ficción: truhán, impostor, romántico, aventurero y víctima de la Inquisición. Fue él también quien creó la célebre advertencia que sus amigos le daban: “En qué pararán estas misas, Martín”. Su fama trascendió la historia y la literatura, pues llegó a ser el protagonista de radionovelas, telenovelas e incluso de películas.