En la primera parte de esta exposición presentamos varias causas o procesos de fe
que se realizaron en la Nueva España durante el siglo xvi. En ese siglo, marcado
por fuertes conflictos religiosos, se fortaleció la Inquisición: un tribunal encargado de detectar la herejía y
proteger la “pureza” de la religión. Pero ¿qué ocurrió en los siglos siguientes? ¿Hubo más “causas de fe”?
Nuevos delitos y problemas muestran que la sociedad cambió a un ritmo más acelerado que la Inquisición, que
siguió apegada a sus normas y estilo. A pesar de fuertes cuestionamientos, la institución se mantuvo activa (y
con ella, el lenguaje contra la herejía) hasta su supresión definitiva en 1820.
En esta segunda parte de la exposición ofrecemos una muestra de causas de fe formadas por el Tribunal de la
Inquisición de México durante los siglos xvii y xviii,
así como en las dos primeras décadas del xix.
La Inquisición actuaba contra una diversidad de delitos en los que suponía que podía existir el germen o el
rastro de una herejía. Cada año los inquisidores mandaban leer en todas las iglesias un “edicto general de fe”
en el que recordaban a los fieles las conductas que debían denunciar a la Inquisición. El edicto general que
aquí presentamos se publicó en 1698 y forma parte de un expediente que contiene otros edictos particulares.
John F. Chuchiak y Luis René Guerrero, Los edictos de fe del Santo Oficio de la Inquisición de la
Nueva
España, México, unam-iij, 2018.
La Inquisición en el siglo xvii (salas 1, 2, 3 y 4)
Establecido en 1571, el Tribunal de la Inquisición de México se había consolidado a comienzos del siglo xvii. Funcionaba bajo la supervisión del Consejo de la Suprema Inquisición (desde
Madrid), y contaba con la plena colaboración del clero novohispano. La única diferencia con el periodo anterior
es que su actividad adquirió un ritmo más pausado. El fiscal de la Inquisición elegía mejor los casos que quería
seguir y los inquisidores intentaban que las causas juzgadas se repartieran en los variados delitos que caían
dentro de su jurisdicción.
En la década de 1640 el miedo a la herejía se reavivó en Nueva España. La Inquisición realizó una agresiva
persecución contra varias familias de origen portugués acusadas de judaizar. A mediados del siglo xvii se celebraron varios autos de fe con un total de más de doscientos reos y, entre
ellos, varios condenados a la hoguera. El Tribunal mandó hacer el relato de esas ceremonias para demostrar su
fuerza y propiciar el lenguaje contra la herejía.
La Inquisición en los siglos xviii y xix (salas 5,
6, 7 y 8)
Escudo de la Inquisición. Museo Nacional del Virreinato (siglo xviii).
Vientos de cambio soplaron sobre el mundo hispánico con la llegada de la casa Borbón al trono de España. Con
ánimo de renovar y controlar mejor la administración, algunos ministros quisieron someter la actividad
inquisitorial y alterar su procedimiento, pero la Inquisición resistió con el apoyo de numerosos miembros del
gobierno y la Iglesia. Los monarcas borbones decidieron que la Inquisición subsistiera, con la exigencia de
que no se opusiera a su política por ningún motivo.
Para evitar fricciones con funcionarios y otras corporaciones, la Inquisición se volvió más prudente a la hora
de actuar. Seleccionaba mejor las causas que decidía seguir y evitaba hacer autos de fe con muchos reos, a
diferencia de los que había hecho en el siglo anterior. Aun así, se mantuvo vigilante y activa hasta el final
de aquella centuria. Además de enfrentar a ilustrados y ateos, en sus últimos años decidió combatir al
movimiento insurgente con las armas de la religión.