Este holandés aprendió el oficio de tipógrafo en Leiden. Debido a las guerras de religión entre Inglaterra y España, César participó en algunos enfrentamientos navales. Las circunstancias lo llevaron a la Nueva España, donde trabajó en la imprenta de la viuda de Pedro de Ocharte. Su experiencia en el oficio contribuyó a hacer una imprenta más moderna con alta estima en el gremio.
Como otros extranjeros, César fue acusado ante la Inquisición de seguir “la secta de Lutero” y de ufanarse de haber luchado contra las fuerzas católicas. Una vez confesada su culpabilidad solicitó el perdón, por lo que fue reconciliado en el auto de fe de 1601 y condenado a portar el sambenito durante tres años de reclusión, los dos primeros en el convento de Santiago Tlaltelolco. Durante su encierro en este lugar continuó desarrollando su habilidad en el manejo de la imprenta. Murió en libertad en 1633. Para entonces la Inquisición ya no perseguía con tanta vehemencia el protestantismo.