En la ciudad de Guadalajara se sumó a los colaboradores del periódico El Regional, también de su amigo Eduardo Correa. En él publicó su poema “Para tus dedos ágiles y finos”, al mismo tiempo que colaboraba intensamente con el diario La Nación en la Ciudad de México como columnista, articulista y editorialista.
Doy a los cuatro vientos los loores de tus dedos de clásica finura que preparan el pan sin levadura para el banquete de nuestros amores. Saben de las domésticas labores, lucen en el mantel su compostura y apartan, de la verde, la madura producción de los meses fructidores. Para gloria de Dios, en homenaje a tu excelencia, mi soneto adorna de tus manos preclaras el linaje, y el soneto dichoso, en las esbeltas falanges de mis índices se torna una sortija de catorce vueltas. [Incluido en La sangre devota, p. 78 del pdf.]