Imagina caminar por las calles de una ciudad que respira historia, donde cada piedra y cada canal te susurran secretos de un pasado glorioso y tumultuoso. Este es el legado de la conquista de Mesoamérica, una época de intensas luchas por la tierra y la reconfiguración del mundo conocido. Desde la estructura de los altépetl, los espacios sagrados, hasta la meticulosa planificación de la ciudad lacustre, seguimos su transformación bajo el yugo conquistador: la erupción de la nueva ciudad hispana sobre las ruinas de la antigua, la conversión forzada de templos prehispánicos en iglesias católicas, el drenaje de los lagos que daban vida a la región, y la eventual desaparición de estas aguas bajo el concreto de las calles modernas.

La transformación que sufrió la ciudad flotante puede entreverse en diversas representaciones hispanas que detallan geográfica y cartográficamente la posición de calzadas, avenidas y barrios. Estas fuentes son, sin duda, representaciones históricas que no necesariamente son un reflejo de la escala real de la ciudad pero que van prefigurando una ciudad ideal, una utopía dentro de otra utopía que era la ciudad mexica.

Todavía en los albores del siglo xx, las acequias y los canales de Milpa Alta, Tláhuac y Xochimilco conectaban las zonas de chinampa y rurales con el centro de la ciudad de México, los paisajes lacustres no impidieron el desarrollo de una cultura centrada en el manejo de los recursos y en la navegación como medio de transporte.

¿Qué hubiera pasado si se hubiera preservado la realidad lacustre y sobre ésta construir la ciudad de México?

Aquí te presentamos unas imágenes producidas con herramientas de Inteligencia Artificial (IA) sobre esta realidad alternativa de un pasado que no fue, o lo fue parcialmente.