Paisaje imaginario
De la serie
"Bitácora de viaje, Memoria del Norte"
Juz Escalante
Collage
2024
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Paisaje imaginario
De la serie
"Bitácora de viaje, Memoria del Norte"
Juz Escalante
Collage
2024
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La exposición digital Memoria del Norte presenta un recorrido por las comunidades alfareras del noroeste de México: Santa Catarina en Ensenada, Baja California; Ocochochi en Bocoyna, Chihuahua, y Nación Comcáac Socáaix, en Punta Chueca, Hermosillo, Sonora. La propuesta de Isadora Cuéllar, junto con las artistas visuales Juz Escalante y Martha Uc, captura la esencia de la cerámica tradicional y se aleja del típico enfoque antropológico y documental, para proponer desde la escucha, la experimentación audiovisual y la exploración fotográfica, la construcción de un imaginario colectivo y un territorio común conformado a través de la voz, la mirada, el quehacer y la memoria de las artesanas Daria Mariscal, Rosa Ramírez, Carmela Ramírez, Mina Barnett y Cristina Molina.
Desde la cocina, tomando un café o haciendo tortillas, la convivencia cotidiana entre estas ocho mujeres reveló las diferencias y complejidades de sus entornos sociales, culturales y geográficos; destacó la heterogeneidad de los ecosistemas y morfologías de los paisajes que las rodean, así como la diversidad lingüística, pero, sobre todo, resaltó horizontes comunes: todas comparten un lenguaje de creación y un profundo cuidado hacia un legado que está en peligro de desaparecer.
La cerámica tradicional del noroeste de México enfrenta un estado crítico. El reemplazo del barro por plásticos en utensilios cotidianos no sólo significa el olvido de una tradición alfarera, sino también de una cosmovisión transmitida de generación en generación sobre cómo relacionarse y cuidar la tierra. En Santa Catarina, Ensenada, Baja California, Daria es uno de los últimos archivos vivos del que las nuevas generaciones podrían aprender la herencia de la lengua y la cerámica paipai; en Ocochochi, Rosa y Carmela impulsan a las otras mujeres artesanas para seguir adaptando la tradición cerámica rarámuri a las exigencias contemporáneas. En Punta Chueca se ha perdido por completo la alfarería tradicional, pero Mina y Cristina, junto con otras mujeres de la comunidad, se han dado a la tarea de recuperar y transmitir la herencia de la cerámica comcáac.
Memoria del Norte se inspira en las dinámicas que han permitido a estas comunidades nómadas mantener su vínculo con la tierra, como la memoria oral y la reconfiguración de prácticas que fortalecen el sentido de pertenencia. Esta exposición, a través de relatos visuales y sonoros, actúa como una membrana que facilita la transmisión y preservación del frágil patrimonio de la cerámica tradicional del noroeste de México, sumándose así a la cartografía de cuidado para mantener viva la conexión con la tierra, el barro y el legado de las prácticas de alfarería.
Memoria del Norte explora las múltiples formas de expresión del barro, su capacidad performativa derivada de la imagen y la tradición oral, y busca fomentar un diálogo entre distintos discursos artísticos y la alfarería del noroeste del país como punto de partida.
La exposición crea un espacio de convergencia de diversos medios audiovisuales —desde la fotografía hasta la videoinstalación, pasando por el registro audiovisual en la experimentación procesual del barro sobre papel y la alfarería sonora—, y es el resultado del proceso artístico colectivo gestado durante nuestros viajes, donde las ocho integrantes construimos momentos y espacios de intercambio y diálogo que dan pie a esta propuesta.
Memórica. México haz memoria, conjuntamente con las integrantes del proyecto, han generado esta versión de la exposición Memoria del Norte para legar una memoria digital de sus diversas itinerancias y contribuir así al cuidado y preservación de las tradiciones alfareras del noroeste de México.
Paisaje Construido I
De la serie
"Bitácora de viaje, Memoria del Norte"
Juz Escalante
Políptico, fotografía digital
2024
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Retratos: Carmela Ramírez, Cristina Molina, Daria Mariscal, Mina Barnett y Rosa Ramírez
De la serie
"Bitácora de viaje, Memoria del Norte"
Juz Escalante
Políptico, fotografía digital
2024
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¿Qué quedará en nuestra memoria? Ésta es una de las preguntas que me surgieron al inicio y derivó en la reflexión sobre la manera experimental en la que me interesaba abordar este proyecto.
A través de la investigación e inspiración de diferentes artistas visuales y fotógrafxs, como Sonia Madrigal en La muerte sale por el oriente y el extraordinario trabajo de Francisco Mata, decidí experimentar con cuatro espejos de diversos formatos y con algunos filtros intervenidos.
La serie fotográfica resultado de esta bitácora de viaje refleja una selección de la experiencia y convivencia en espacios nuevos, muy diferentes a los que habito, con algunas dinámicas en común, y una conexión compartida por la naturaleza con Daria Mariscal, Rosa Ramírez, Carmela Ramírez, Cristina Molina y Mina Barnett.
La retroalimentación que obtuve, a partir de ver el primer resultado con el material recolectado en Santa Catarina, Ensenada, Baja California, me animó a profundizar con los espejos de manera experimental, y lograr durante este proceso una diversidad de imágenes de retratos, paisajes, texturas y animales.
Me interesaba no ser invasiva, generar un proceso de trabajo práctico en el que participaran Daria, Rosa, Carmela, Cristina y Mina de manera activa y propositiva, dialogando entre nosotras con los espejos y el entorno. Construir un puente de confianza e interés por la acción provocó la curiosidad inmediata en el resultado.
Buscaba retratos no convencionales, ni fotográficamente perfectos. Me interesaba registrar el momento donde se descubriera la acción de cada una de las artesanas y mía ante los espejos, ver desde diferentes ángulos el momento, registrar esas diferentes capas en una sola imagen.
Esto me ayudó a profundizar y adentrarme en hacer tomas con más conciencia y libertad en el tiempo y el espacio. Se ve reflejado en las imágenes de Ocochochi en donde experimenté y jugué por primera vez con la luz que reflejaba ese espejo, donde la iluminación dialogaba sobre superficies de la naturaleza. En Punta Chueca comencé a jugar con dos espejos; enterrarlos, soltarlos, dando otros resultados.
Conforme fue avanzando este proceso, mi corporalidad se fue integrando a las composiciones, ya no como un error sino con el interés de no limitar la imagen ni el retrato, evidenciando los procesos fotográficos y las relaciones horizontales y honestas construidas durante este viaje de trabajo donde no existía el retratado sino la acción de retratar lo que se refleja en ese momento.
Agradezco a cada una el permitirme entrar en su espacio y juntas construir diferentes formas de mirarnos. Una memoria que estará marcada por el paso del tiempo.
Una lengua es más que un conjunto de fonemas; es ritmo y musicalidad que reflejan la historia y cultura de un pueblo. En las culturas originarias, las ceremonias, los cantos y las narraciones orales no sólo comunican, también crean un ambiente espiritual y comunitario.
A Carmela Ramírez, Cristina Molina, Daria Mariscal, Mina Barnett y Rosa Ramírez sus lenguas las arraigan. Daria y Mina son trilingües; Carmela, Cristina y Rosa son bilingües. Hablar español no les es familiar ni cómodo, pero la monopolización lingüística las ha obligado a aprenderlo y usarlo como una herramienta más. Para ellas, su lengua es un espacio de arraigo, fortaleza y poder, confianza y conexión con sus raíces, y su constante defensa.
Las lenguas paipai, rarámuri y cmiique iitom están profundamente conectadas al entorno natural, y reflejan los conocimientos ecológicos y las prácticas sostenibles. Su vocabulario incluye términos específicos para la flora, la fauna y los fenómenos naturales locales. El sonido de cada lengua está ligado al cuerpo: la articulación de las palabras, la respiración, la entonación, el timbre, el movimiento. Cada voz es una afirmación de identidad y un reclamo de espacio cultural en un mundo dominado por lenguas hegemónicas.
La voz de Daria es armoniosa y alta. Disfruta nombrar objetos y acciones en sus lenguas maternas: paipai y ku’ahl, de la familia lingüística cochimí-yumana. En su comunidad, Santa Catarina, Ensenada, Baja California, quedan pocos hablantes de paipai, la mayoría adultos y ancianos. Las generaciones jóvenes lo entienden, pero no lo hablan. El ku’ahl está en riesgo de desaparecer: Daria es la última hablante. Sin nadie con quien conversar, cada vez le cuesta más construir ideas en ku’ahl. Yásnaya E. Aguilar menciona: “No hay nada más político que una lengua, porque construye lo común. Nadie habla una lengua en soledad. Cuando queda un solo hablante, lo que queda es un esqueleto, ya no existe la lengua realmente”. Daria sabe la importancia de la voz para preservar su cultura y comunidad.
Mina y Cristina pertenecen a la Nación Comcáac Socáaix de Punta Chueca en Hermosillo, Sonora. Su lengua materna es el cmiique iitom. En una comunidad de aproximadamente 650 habitantes, un porcentaje muy alto de la población lo habla, lo cual fortalece su preservación. El cmiique iitom es una lengua aislada, sin variantes lingüísticas. Para la comunidad, el canto es vital: cantan a la naturaleza y también lo utilizan para venerar o procurar el bien, como un canto para desear buen camino. La voz de Mina es dulce y fuerte, tiene un canto profundo y sostenido. La letra de una de las canciones más importantes para la cultura comcáac habla de la creación de la tierra. Cristina, con su voz suave y dulce, canta a las flores del palo fierro, a las tortugas caguama, al cielo, al mar, a los peces. Le gusta cantar en soledad y en cantos comunitarios; para ella, la voz es un regalo.
Carmela y Rosa hablan rarámuri de la zona oeste, o rarómari raicha como se autonombran. Pertenece a la familia lingüística yuto-nahua y se habla en la Sierra Madre Occidental, con variantes según la ubicación. Carmela tiene una voz dulce y tenue, con cadencia que acompaña sus movimientos. La voz de Rosa es alta y firme, que modula para jugar con diferentes entonaciones. Entre palabra y palabra ríe; disfruta de conversar. Con sus voces, Carmela y Rosa nos comparten los procesos del barro, y el arraigo y amor por las piezas.
La transmisión oral es esencial para preservar la memoria colectiva y el conocimiento ancestral, actuando como un puente entre el presente y el pasado.
Hablar lenguas como paipai, rarámuri o cmiique iitom es hoy un acto de resistencia y afirmación de identidad, un esfuerzo continuo para revitalizar y preservar la diversidad y la profundidad lingüística. La voz en estas lenguas no es sólo una herramienta de comunicación, sino una manifestación audible del alma, un medio para invocar fuerzas espirituales y asegurar el bienestar comunitario.
La pérdida de lenguas indígenas tiene profundas implicaciones en la construcción del futuro de las comunidades, en la preservación de la memoria colectiva y en la riqueza cultural de México. Aportar en la construcción de espacios de intercambio lingüístico donde se valoren y respeten las diferentes lenguas y culturas promueve el diálogo intercultural, fortalece la identidad de las comunidades y propicia un futuro más inclusivo, justo y sostenible.
Sekori Suji Roala
(olla teswinera)
Carmela Ramírez
Voz en rarámuri
Ocochochi, Bocoyna, Chihuahua
Cerámica de baja temperatura, modelada, bruñida y decorada con engobe mineral blanco, cocción en horno de leña sin humo
2024
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Comitiin Yapxöt
(Flor de palo fierro)
Cristina Molina
Canto en cmiique iitom
Nación Comcáac Socáaix, Punta Chueca, Hermosillo, Sonora
Cerámica de baja temperatura, modelada, bruñida a mano, quemada en horno tradicional
2024
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Xchematt yaajuak / Kirjuup Matsh
(Olla de matrimonio de dos bocas)
Daria Mariscal
Voz en ku’ahl, paipai y español
Santa Catarina, Ensenada, Baja California
Cerámica de baja temperatura, modelada y bruñida cocción en quema tradicional a cielo abierto
2024
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Hamazaj heeque
(Ollita de barro)
Mina Barnett
Canto en cmiique iitom
Nación Comcáac Socáaix, Punta Chueca, Hermosillo, Sonora
Cerámica de baja temperatura, modelada, bruñida, esgrafiada, quemada en horno de leña sin humo
2024
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Sekori
(olla)
Rosa Ramírez
Voz en rarámuri
Ocochochi, San Ignacio de Arareco, Bocoyna, Chihuahua
Cerámica de baja temperatura, modelada, bruñida y decorada con engobes minerales rojo y blanco, cocción en horno de leña sin humo
2024
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Memoria del Norte
Martha Uc
Música de Christian Sánchez
16’09’’
Video digital. Sonido directo
2024
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Memoria del Norte es una pieza audiovisual que parte de la observación de la cotidianidad y entorno de tres comunidades del norte de México y sus acciones en torno al barro. En invierno, y durante una semana, en cada comunidad de Ocochochi, Bocoyna, Chihuahua; Santa Catarina, Ensenada, Baja California y la Nación Comcáac Socáaix, Punta Chueca, Hermosillo, Sonora, se crearon postales audiovisuales de los paisajes, retratos y acciones, se compartieron diálogos, relatos familiares, canciones e historias de los ancestros.
A través de la experimentación audiovisual la estructura narrativa juega con la construcción de secuencias completas y redondas que nos permitan ver pequeños universos del día a día de cada comunidad y que estos universos se entrelazan a través de la convivencia con la naturaleza, en la casa y con el barro.
Con la pieza se busca crear un retrato audiovisual que hable por sí solo, capturar momentos de vida que en conjunto nos muestren una perspectiva de muchas, sobre una forma de ser y de vivir en el norte de México.
Traza de tierra, impronta de la memoria
Isadora Cuéllar
Música de Christian Sánchez
6’03’
Video digital
2024
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El barro sobre el papel no es simplemente una marca; es un registro viviente del momento y del proceso, una huella que encapsula la interacción entre la hacedora y el material, un diálogo continuo, una correspondencia. Este ejercicio nace de la observación al ver trabajar el barro a Daria, Carmela, Cristina, Mina y Rosa, cada una aportando su perspectiva única del momento.
Las huellas de manos cubiertas de barro, los trazos espontáneos, los dibujos y el contacto con el rostro con diferentes arcillas rojas incitan a la exploración y al juego. El barro, generoso en su capacidad de transformación, permite que estos movimientos permanezcan con la fragilidad y sutilidad del barro seco. Sobre el papel, las diferentes transparencias de las capas superpuestas en cada movimiento circular otorgan una diversidad de tonalidades de cada arcilla, revelando la poética de la materia al interactuar con las compañeras artesanas del noroeste del país.
El resultado son cinco lienzos en papel de arroz; cada uno ha capturado un instante específico de las artesanas, imprimiendo sus estados de ánimo y la tierra de sus lugares. En unos años, esa tierra habrá cambiado y la huella de sus movimientos también, lo que convierte estos registros en testimonios únicos. Este proyecto busca explorar no sólo los múltiples diálogos con la arcilla; es también una necesidad personal de capturar procesos que, de otro modo, se desvanecen una vez concluida la pieza.
Paisaje Construido II
De la serie
"Bitácora de viaje, Memoria del Norte"
Juz Escalante
Políptico, fotografía digital
2024
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Como ceramista, en los últimos años, mi trabajo con el barro ha despertado la necesidad personal de conocer y recorrer más allá de lo experimentado directamente con la escultura, de construir diversas formas de dialogar con la tierra.
Desde el lugar que habito —la Ciudad de México—, las regiones del norte me provocaban una sensación de lejanía que se ha comenzado a desdibujar con el proyecto colectivo Memoria del Norte. Junto con Juz Escalante y Martha Uc interconectamos nuestros lenguajes visuales y sonoros con la territorialidad y los universos personales de Daria Mariscal, Rosa Ramírez, Carmela Ramírez, Cristina Molina y Mina Barnett.
Para este proyecto realizamos tres recorridos: a Santa Catarina (Ensenada, Baja California), a Ocochochi (San Ignacio de Arareco, Bocoyna, Chihuahua) y a Punta Chueca (Hermosillo, Sonora). Cada trayecto fue planificado de manera similar en términos de tiempo y transporte, principalmente terrestre. En cada lugar experimentamos vivencias profundamente diferentes. Las conversaciones se generaron al calor de una taza de café para descansar a lo largo del día, al pelar naranjas y comerlas a gajos, en las cocinas mientras preparábamos los alimentos y durante las comidas, o en las caminatas para conocer su territorio. Mientras modelaban el barro, escuchábamos con la mirada.
Caminar bajo la lluvia por el terreno de Daria en Santa Catarina, rodeadas de biznagas, arbustos, coníferas, cactáceas y plantas medicinales, buscando la cueva para resguardarnos del agua, y después escucharla rememorar su terreno y sus caminatas mientras atizaba el calentón en la cocina. Cruzar por la sierra de San Ignacio de Arareco con Rosa, subir y bajar entre peñas, descansar, retratarnos, jugar. Caminar con Carmela bajo la noche cerrada y estrellada de la sierra en Ocochochi entre matorrales iluminados por las linternas de los celulares. Recorrer la playa de Punta Chueca con Cristina, sentarnos juntas mientras conversaba sobre las figurillas de barro encontradas en Isla Tiburón, herencia de su madre. Acompañar a Mina en la ceremonia de recepción de una olla antigua que conservará para la comunidad de Punta Chueca y que la honra como una de las mujeres comcaác que están buscando recuperar la cerámica en la comunidad. Estas vivencias son el resultado de un proceso de trabajo e intercambio interpersonal, con el compromiso e interés de cada una de las integrantes en la construcción de este proyecto.