Jacinto Canek - Rebelión y suplicio del jaguar rojo

El suplicio parte 2

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El suplicio de Jacinto CanekMural móvil, 1974.Fernando Castro Pacheco.

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El suplicio de Jacinto CanekMural móvil, 1974.Fernando Castro Pacheco.

“Los jueces acordaron cortar una mano a Domingo Canché. El verdugo, acostumbrado a matar por la espalda a los indios, en presencia de Canché tuvo miedo y de las manos se le cayó el machete. Lo recogió Canché y, de un tajo, se cercenó la mano. Luego se la entregó al verdugo.
Para que el alma de Ramón Balam llegara más pronto al infierno, el verdugo le ahorcó con un cordel empapado de aceite. Como no había aceite en el cuartel, usó el aceite del altar.
Cuando Jacinto Canek subió al patíbulo, los hombres bajaron la cabeza. Por eso nadie vio las lágrimas del verdugo, ni la sonrisa del ajusticiado. En la sangre de Canek, la sangre de la tarde era blanca. Para la gente los luceros eran sal y la tierra de ceniza” (pp. 62-64).

El suplicio parte 2