Más allá del cine de oro
Más allá del cine de oro

La Época de Oro del cine mexicano se extinguió en la segunda mitad de los años cincuenta, pero el esquema de representación de la infancia no desaparece. Las fórmulas y estereotipos que ya mencionamos siguieron utilizándose en el cine y otros medios masivos de comunicación, como las historietas 16. Una película que podemos tomar de ejemplo es La tierna infancia (F. Palomino, 1966), en la que el inocente niño protagonista sufre al ser abandonado en un internado religioso por su madre, aunque luego termina adaptándose y viviendo un tierno romance infantil con una de sus compañeritas.

Viento distante

La creación de cine independiente y experimental en la década de los sesenta arrojó nuevas temáticas y personajes infantiles. Así, empezaron a aparecer pequeños y pequeñas con tintes “realistas” que mostraban el mundo desde su perspectiva. Algunos ejemplos los encontramos en cintas como En el balcón vacío (J. García Ascot, 1961), Viento distante (S. Laiter, M. Michel y S. Véjar, 1964) y Pulquería “La Rosita” (E. Morales, 1965), productos de la renovación cinematográfica impulsada por el grupo Nuevo Cine, el Certamen de Cine Experimental que se llevó a cabo en 1964-1965, así como el Centro de Estudios Cinematográfico y la Filmoteca de la unam 17. Estas representaciones, probablemente, abrieron paso a un cambio en el concepto de infancia, ya que en estos filmes la niñez fue vista como un periodo de vivencias que pueden trastocar a la persona de por vida y en el que, a diferencia de las representaciones angelicales del cine de oro, sí se puede experimentar el miedo, la vergüenza, el odio, los celos, la ira y la tristeza.