Luis de Carvajal y la Cueva, llamado “El Viejo” para distinguirlo de su sobrino, era descendiente de una familia de “cristianos nuevos” o judíos conversos de Portugal. En la década de 1560 el portugués consiguió trasladarse a Nueva España con intereses comerciales. Se estableció como ganadero cerca del puerto de Tampico y participó en una de las campañas para perseguir a los corsarios abandonados por la escuadra de John Hawkins.
De vuelta en España, Carvajal aprovechó la unión de las Coronas (1580) para la colonización en el norte de Nueva España. En atención a sus méritos, Felipe II lo nombró gobernador del Nuevo Reino de León y le permitió el envío de cien colonos, españoles y portugueses. Entre éstos estaría la familia de su hermana Francisca Núñez de Carvajal. Ella y todos sus hijos fueron denunciados por judaizar y serían severamente sentenciados por la Inquisición, muchos de ellos a la muerte en la hoguera. El gobernador Carvajal, aunque acusado de protegerlos, fue sentenciado levemente, pero otras acusaciones lo mantuvieron un año más en la cárcel de Corte, donde murió.