Un sinnúmero de investigaciones y estudios se han llevado a cabo desde mediados del siglo xx sobre las poblaciones africanas y afrodescendientes en el pasado y presente de México que han atestiguado su importancia económica, social y cultural.

¿Sabías que...

Estudios e investigaciones históricas y antropológicas desde mediados del siglo xx comenzaron a visibilizar la importancia y la participación de miles de personas africanas y afrodescendientes en México. Además de su relevancia en la vida económica, social y cultural del virreinato, se ha documentado su importancia en el movimiento insurgente y en la formación del Estado-nación; trabajos más recientes se han ocupado por dar a conocer la situación de las comunidades y pueblos afromexicanos, las problemáticas de marginación y pobreza que enfrentan, la violencia de género que padecen las mujeres, así como asuntos de discriminación y racismo.

A pesar de que los estudios han aumentado, faltan trabajos sobre diversas temáticas del pasado y presente que ayuden a comprender las experiencias y problemáticas que han enfrentado las poblaciones afrodescendientes en diversas regiones de México. También es necesario analizar y documentar las experiencias de las personas afrodescendientes que migraron en los siglos xix y xx y que actualmente siguen arribando provenientes de países como Haití, Cuba, Honduras, Camerún y Angola, entre otros. Además, desde mediados de la década de los noventa de la centuria pasada, se han impulsado acciones de carácter académico y de promoción cultural encaminadas a destacar las contribuciones de las personas africanas y afrodescendientes en la construcción de la nación, y a poner en evidencia sus actuales condiciones de vida, principalmente la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran esas comunidades y colectivos, en especial por el silencio y la ignorancia que han opacado su presencia pasada y presente en México.



Gonzalo Aguirre Beltrán, historiador y antropólogo veracruzano, fue pionero en los estudios sobre poblaciones de origen africano en México dando a conocer su procedencia, sus culturas, características del comercio de personas esclavizadas y datos demográficos sobre su importancia en la historia de México.

El médico y antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán fue uno de los pioneros de la investigación histórica y antropológica sobre las poblaciones afrodescendientes o negras en México. En 1946 publicó su obra La población negra en México 1519-1810 en la que dio a conocer datos demográficos sobre la comunidad africana y afrodescendiente en nuestro país, su procedencia, las características del comercio de personas desde el continente africano y de la esclavitud en la Nueva España, así como su participación en actividades económicas, sociales y culturales. Aguirre Beltrán también subrayó en su obra las relaciones de convivencia e intercambio de las personas africanas con indígenas y años más tarde, en 1958, en su libro Cuijla, esbozo etnográfico de un pueblo negro, realizó una etnografía sobre la población de Cuajinicuilapa, en la Costa Chica de Guerrero, narrando su historia y haciendo hincapié en elementos culturales que la caracterizaban y que podrían ser de origen africano.





El Programa Nuestra Tercera Raíz en la Dirección General de Culturas Populares en el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes fue en los años de 1990 crucial para la investigación y divulgación de la importancia de las personas africanas y afrodescendientes en México.

En los años noventa se fundó el programa nacional Nuestra Tercera Raíz en la Dirección General de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Promovido por el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla, este programa fue coordinado por Luz María Martínez Montiel, quien se ocupó en realizar anualmente encuentros de afromexicanos como un espacio para reunión de los estudiosos del tema y para compartir experiencias de investigación.

Este programa, además, se dedicó a realizar exposiciones y festivales que fueron decisivos en la promoción y visibilización de la importancia de estas poblaciones en la cultura mexicana. Como parte de las obras resultado de los encuentros, coordinó y publicó en 1992 un libro con artículos de varios investigadores llamado La presencia africana en México. También a lo largo de su gestión coordinó otros tres libros sobre la presencia africana en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe. El término “tercera raíz” tuvo importancia en su tiempo para hacer notar que las poblaciones africanas formaban parte de las raíces culturales mexicanas. Sin embargo, actualmente, esta denominación ha perdido vigencia, ya que se ha comprobado que las personas africanas y afrodescendientes, por lo menos en el periodo virreinal, conformaron el segundo grupo de importancia en la sociedad, e incluso en algunas regiones el primero.



Las organizaciones sociales afromexicanas han sido fundamentales en los procesos de visibilización de las poblaciones afrodescendientes. Entre otras demandas, durante años se solicitó que fueran reconocidos en las constituciones como comunidades y pueblos con características propias. Desde 1997, en el pueblo del Ciruelo, Oaxaca, se realizó el primer encuentro de pueblos negros como un espacio en donde las comunidades afromexicanas de la región se reunían e intercambiaban experiencias y problemáticas. A ellos solían acudir académicos y representantes de distintas instituciones gubernamentales para oír y apoyar sus demandas.

Hasta la fecha se han realizado 21 encuentros y los últimos se han llevado a cabo en Veracruz, Múzquiz, Coahuila, y la Ciudad de México con el propósito de convertir este movimiento en uno de alcance nacional. Otros grupos y asociaciones también han contribuido a levantar la voz y a exponer las condiciones económicas precarias que viven muchas de estas comunidades y a buscar proyectos para fortalecer la agencia de dichas poblaciones. Es importante mencionar que en los años recientes se han formado grupos liderados por mujeres que han puesto en evidencia los graves problemas de violencia de género que enfrentan, exigiendo políticas públicas en beneficio de las mismas, así como acciones para erradicar la discriminación y el racismo. Sin duda alguna, la sociedad civil organizada ha ayudado de manera decisiva en la visibilización de las contribuciones afrodescendientes en México, a erradicar las ideas racistas que subyacen en el país mediante la promoción de los derechos humanos, la toma de conciencia de los pueblos sobre su historia y la difusión de sus expresiones y su patrimonio cultural.




Personas que se reconocen
afromexicanas, negras o afrodescendientes

Concentración por cada 100 mil habitantes

(haga clic en los botones)

2,000
4,000
6,000
10,000

El Censo Nacional de Población y Vivienda 2020 mostró que alrededor de dos millones 600 mil personas se autoadscriben como afromexicanas, negras o afrodescendientes, a pesar del silencio y el menosprecio que se ha tenido sobre su importancia en el pasado y presente de México.

Además de las demandas del movimiento afromexicano y de los estudios históricos y antropológicos, varios contextos nacionales e internacionales posibilitaron el reconocimiento constitucional de estos pueblos en 2019, así como la inclusión de una pregunta de autoadscripción afromexicana y afrodescendiente en la Encuesta Intercensal de 2015 y en el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2020.

En 1994 la unesco, a iniciativa de Haití y de países africanos, creó el proyecto internacional La Ruta del Esclavo con el propósito de romper el silencio sobre la importancia de la diáspora africana y las contribuciones de las afrodescendientes en casi todos los países del mundo. También una de las primeras acciones destacadas fue la realización de una Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, llevada a cabo en Durban, Sudáfrica, en 2001, que subrayó la relevancia y las aportaciones de las poblaciones afrodescendientes en el mundo y se señaló al proceso de esclavización transatlántica como un crimen de lesa humanidad. En 2011, la onu declaró el Año Internacional de las Personas Afrodescendientes a las que se sumaron algunas instituciones de gobierno, así como el Decenio Internacional de las Personas Afrodescendientes 2015-2024 que convocó a los países miembros a realizar acciones y actividades en beneficio de las comunidades y personas afrodescendientes, en particular, a las mujeres y los jóvenes.

En México se han realizado varias acciones políticas en los últimos años en favor de estas poblaciones. En Oaxaca, Guerrero y la Ciudad de México se reconocieron en las constituciones a las poblaciones afrodescendientes y, finalmente, en 2019, en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se reconoció a estas comunidades con un apartado C en el Artículo Segundo. Asimismo, desde 2015 se incluyó una pregunta sobre la autoadscripción afromexicana en la Encuesta Intercensal, y en el Censo de 2020 y se incorporó también una pregunta sobre poblaciones afromexicanas, negras o afrodescendientes. Aunque falta mucho por hacer para que los derechos de las personas y comunidades afromexicanas y afrodescendientes sean reconocidas plenamente, estas medidas han sido fundamentales para visibilizar sus contribuciones, sus problemáticas y la necesidad de erradicar la discriminación y el racismo.