Ahí en el departamento del Distrito Federal hay un grupo, los Halcones, están en la nómina, cobran ahí, los encabeza un tal Coronel Díaz Escobar o Escobar”, dijo así, “y por lo que sabemos por otra gente de los servicios de limpia, han estado practicando con armas de fuego, y armas de fuego de alto calibre. No son con pistolas sino con rifles, y también han soltado que la idea es qué las van a usar contra los estudiantes”. Este compañero fue enfático. Era un simpatizante del comité de lucha y se paró en dos reuniones a decirlo con todas sus letras. Las asambleas de la escuela no se preocuparon, no se intimidaron por esa situación sino que decían: “bueno, pero ¿cuál es el fondo, el porqué de la marcha?” Pues no había un fondo claro, la posición de las asambleas de mi escuela fue —y creo que finalmente fue la única— “No, no apoyamos la marcha del 10 de junio”. El comité de lucha llevó esa posición ante las demás escuelas del Politécnico, ante las demás escuelas de la Universidad, a los comités de lucha y quiero señalar que me da la impresión de que en ese momento estaba un poco más organizado el Politécnico que la unam. En la unam estaba vivo el comité de lucha de la Facultad de Ciencias, un poco de la Escuela de Economía. Ni en Ciencias Políticas, que yo recuerde, había mucho movimiento, y estoy hablando específicamente de los comités de lucha. Fuera de la unam y del Politécnico en ese entonces todavía no estaba como tal, no era parte de la unam, la Preparatoria Popular. La Preparatoria Popular era un grupo muy aguerrido de estudiantes que después hicieron una lucha fuerte para que se les reconociera por parte de la unam, ellos también estaban a favor de hacer la marcha. Había que salir otra vez a la calle, había que ganar nuevamente la calle.