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La tarjeta postal como fuente de información histórica

La tarjeta postal es un tipo de documento que se envía por correo y que, por lo regular, tiene una cara ilustrada con imágenes de todo tipo, ya sea con fotografías, dibujos o reproducciones facsimilares, y otra donde se delimita el espacio para escribir, el de la dirección,  las estampillas y los sellos postales. La primera nace en Austria el 1° de octubre de 1869, hecha de cartulina, en cuyo anverso se registraban los datos del destinatario mientras que el reverso servía para el mensaje, sin las ilustraciones tan variadas y características de este objeto hoy en día.

Con la inclusión de imágenes en una de sus caras, las tarjetas postales, ahora ilustradas, pasaron de ser un medio de comunicación eficiente a un souvenir mediante el cual era posible capturar un momento en el tiempo, como una visita turística o algún suceso importante. Cabe mencionar que este cambio de formato coadyuvó de una manera significativa a la difusión de imágenes de todo tipo, incluidas fotografías históricas, de sitios considerados patrimonio cultural, de piezas artísticas o de ilustraciones profesionales realizadas ex profeso para éstas, por lo que la tarjeta postal transformó, en palabras de Alejandra Osorio Olave, “en producto masivo de consumo aquello que había permanecido como objeto de culto para la burguesía funcionaria y la élite intelectual de los países modernos”. Las postales hoy representan pequeños escaparates del tiempo que guardan un trozo de historia, esperando a ser visitado y descubierto por aquel que las observa.