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Identidades
Portadilla de <p>Danza de Diablos</p>

Danza de Diablos

José Luis Martínez Maldonado*

Rendirle culto a la muerte es una práctica que tiene su origen en la época prehispánica. Con la llegada de los españoles y de las poblaciones de origen africano, esta tradición ha tomado diversas formas en cada región del país. En casi todas se elaboran ofrendas domésticas y comunitarias con objetos, fotografías, veladoras, fruta y la bebida y comida preferidas por los difuntos. El Día de Muertos se asiste al panteón, se limpian y adornan las tumbas, se llevan flores y alimentos y se hacen danzas y celebraciones rituales.

 

Las comunidades de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca celebran el Día de Muertos con el juego o danza de diablos, baile que empieza recorriendo las casas del pueblo y termina al atardecer en los panteones. El 1 de noviembre de angelitos o diablos chicos, y el 2 de noviembre, de los difuntos mayores o diablos grandes.

Los diablos representan el espíritu de los muertos que salen de sus tumbas un solo día al año para visitar a sus familias y bailan, juegan y hacen bromas mientras andan por el pueblo comiendo y bebiendo lo que hay en los altares. Es una danza que la gente de la región identifica con influencia africana debido a la relación que existe con los ancestros. Intermediarios de los mundos de la vida y de la muerte, los diablos se encargan de proteger a los vivos ya que impiden a los difuntos salir en cualquier otra ocasión.

Al parecer, la ropa original era a base de harapos, ya que son muertos saliendo de las tumbas que se agrupan en dos filas y recorren el pueblo. Ahora cada comunidad tiene su vestuario distintivo. Tradicionalmente, en la danza sólo había hombres jóvenes, sin embargo, ahora la bailan personas de todas las edades, incluso recientemente se han incorporado mujeres. Este coro o comparsa va precedido de una pareja de personajes que de alguna manera son protagonista (El Tenango) y antagonista (La Minga) y van marcando el ritmo y el paso de los diablos.

*José Luis Martínez Maldonado es fotógrafo, escritor y gestor cultural. Trabaja en el Programa Nacional de Investigación Afrodescendientes y Diversidad Cultural de la Coordinación Nacional de Antropología del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Ha realizado exposiciones fotográficas sobre las comunidades afrodescendientes en México y ha escrito textos de antropología visual y crítica literaria, entre ellos: Africanos y afrodescendientes en la literatura mexicana del siglo xix.