Gremios: organizaciones de trabajo y solidaridad comunitaria
Los primeros franciscanos que llegaron a la Nueva España aprovecharon una tradición artesanal de los pueblos originarios para enseñarles nuevos oficios como parte de su adaptación a la sociedad en construcción. Misioneros como Pedro de Gante o Juan de Tecto fundaron escuelas de artes y oficios y propusieron la enseñanza de actividades como la herrería, los bordados y la orfebrería con la idea de que los indígenas dominaran el trabajo manual como un medio de elevación moral, sustento y estabilidad.
La difusión de las nuevas profesiones trajo consigo la organización de los gremios, cuyos miembros compartían a un santo patrono y obtenían beneficios de su asociación, como cierto prestigio, la protección que les daba un empleo regulado, además de un espacio para laborar, exhibir y vender sus creaciones.
Aunque este tipo de organismo comenzó a debilitarse a finales del siglo XVIII, todavía sobrevivió durante el XIX hasta que los gremios fueron suprimidos definitivamente en 1856. Sin embargo, su espíritu solidario original fue heredado por artesanos y obreros que se articularon en sociedades mutualistas como formas de ayuda para protegerse del abuso de los patrones y de los vaivenes del mercado. Con ello nacieron las cooperativas de producción, ahorro y préstamo, no sólo como armas de defensa, sino como alternativas para crear una comunidad más justa. En la colección que presentamos en esta ocasión, reunimos documentos del Archivo General de la Nación que dan cuenta del funcionamiento, miembros e importancia de la sociedad civil en el mundo novohispano.
