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Francisco Villa: entre el mito y la realidad
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Francisco Villa: entre el mito y la realidad

Francisco Villa es un referente de la Revolución mexicana. Sus orígenes modestos, sus aventuras como bandolero, donde “quitaba a los ricos para dar a los pobres”, su arrojo y sentimentalismo, lo hicieron un personaje propio de novela. El cine, que entonces estaba en sus inicios, recibió al Centauro del Norte, como lo llamaron sus aliados y enemigos, con beneplácito. Pero, en realidad, ¿quién fue Francisco Villa? ¿Y por qué aún hoy atrae la imaginación popular?, ¿son ciertas todas sus andanzas y hazañas?

Francisco Villa pareciera un personaje de ficción. Su arrojo y valentía, así como sus éxitos militares en Ciudad Juárez, Chihuahua, Torreón y Zacatecas llenan las páginas de libros, revistas y periódicos, tanto del momento como de la actualidad. Sin embargo, el lado humano de Villa poco se conoce. Sus arrebatos de ira cuando sus superiores cuestionaban sus acciones; o la dulzura y cariño que profesó en sus últimos años de vida, en la hacienda de Canutillo, tanto a sus vástagos como a sus compañeros en este proyecto social y productivo, muestran a un Villa distinto. 

En los últimos años, la figura de Villa ha sido víctima de la mercadotecnia. En su momento, el mismo Centauro del Norte aprobó que periodistas y fotógrafos utilizaran su imagen para crear un personaje surrealista, digno de una novela. La prensa lo calificaba como una especie de “Robin Hood mexicano”: robaba a los ricos para darle a los pobres. Las campañas militares y la captura de varias ciudades enaltecieron al general Villa, cuyo nombre cubría las ocho columnas de los diarios.

Los triunfos de Villa no son exclusivos. Él mismo reconoció la importancia de los consejos de sus subalternos. Por ejemplo, el general Felipe Ángeles fue un elemento decisivo para el triunfo de la División del Norte. Dirigir a Villa no fue fácil. Madero, Orozco, Huerta o Carranza buscaron disciplinarlo; esto provocó rupturas y fricciones entre los líderes revolucionarios, e incluso, Villa fue expulsado del Panteón oficial de la Revolución mexicana por varios años. Fue en 1968, cuando un antiguo colaborador suyo, Martín Luis Guzmán, convenció al Congreso de la Unión para que Francisco Villa fuera reconocido como héroe de la gesta revolucionaria.