En un viaje a México, Breton descubrió en la obra de su anfitriona Frida Kahlo elementos surrealistas, por ello la invitó a Francia a participar en una exposición del grupo. Otra gran pintora mexicana, María Izquierdo, dio muestras de su cercanía con el movimiento francés, no sólo porque se había relacionado con uno de sus integrantes más destacados, Antonin Artaud, sino por su estilo pictórico, al introducir elementos que no parecieran lógicos en sus composiciones, como en el caso que aquí mostramos. Por otro lado, en Europa la Guerra Civil española y la segunda Guerra Mundial provocaron el exilio de los artistas, entre ellos dos extraordinarias mujeres, la inglesa Leonora Carrington (1917-2011) y la catalana Remedios Varo (1908-1963), quienes continuaron produciendo su obra en nuestro país: además de ser grandes amigas, compartieron el gusto de crear universos fantásticos plagados de extrañas criaturas que nacían en su imaginación; ambas convivieron muy de cerca con los integrantes del grupo surrealista francés y, no obstante la bifurcación de sus caminos, el elemento onírico nunca se ausentó de su producción plástica. Todas estas mujeres simbolizan el guiño al surrealismo desde la mirada femenina en México.