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México en 1824: arte y cultura. La imagen de nuestra historia desde la Academia de San Carlos

Aunque obligada a cerrar sus puertas entre 1821 y 1824, la Academia de San Carlos fundada en el virreinato, de costumbres y lealtades aún realistas, como institución fue la responsable de darle imagen al México independiente. El imaginario patriótico que hoy compartimos está basado en retratos y bustos, obra de quienes aprendieron las “tres nobles artes” (grabado, pintura y escultura) en esa escuela. Los héroes que nos dieron patria y libertad, el significado de las nociones abstractas como la república, la democracia y el federalismo se deben a obras artísticas producidas en San Carlos.

Institución novohispana, la Academia de San Carlos entra en una grave crisis al iniciarse la gesta independentista y su ya exiguo financiamiento se suspende con la guerra. En 1811 la “real dotación” que la dejaba operar se cancela y, en 1815, la minería y el consulado que pagaban sueldo a sus empleados, desaparecen. Entre 1821 y 1824 el recinto estuvo cerrado. Sólo hasta la promulgación de la Constitución de 1824 se reanima, ahora como Academia de las Bellas Artes, aunque su patrocinio y gerencia siguen siendo problemáticas. En 1843, Antonio López de Santa Anna la reorganiza y dota de una renta segura a través de la llamada Lotería de San Carlos. Santa Anna había sido gobernador de Yucatán en 1824 y cinco años después enfrentó el desembarco del general Barradas, último intento español por recuperar el virreinato y acabar con la soberanía. Sin embargo, los sucesos e historiografía del siglo xix juzgarían a aquel hombre como un villano de la historia nacional. La imagen que hoy tenemos de Santa Anna, lo mismo que la de Vicente Guerrero, Agustín de Iturbide o Guadalupe Victoria se debe a tallas en mármol que se hicieron en la Academia de San Carlos, aunque no fueran contemporáneas de los eventos en cuya narración se incluyen. Manuel Vilar y Miguel Noreña están entre los escultores de aquellas églogas en mármol.

La otra fuente para imaginar cómo se veía el México de aquella época está en las crónicas y grabados que publicaron viajeros extranjeros, como Claudio Linati quien había llegado a Alvarado, Veracruz el 6 de marzo de 1825. Para 1830 establece la primera imprenta litográfica en la Ciudad de México, de donde tomamos ese grabado que describe una Guardia Cívica, indígenas y mexicanos afrodescendientes que participan de la gesta de Independencia.