
Los archivos históricos: ¿qué son? Especialistas y públicos diversos
Planteada la discusión: ¿qué son los archivos históricos?, surgen respuestas de las dos profesiones implícitas en la pregunta misma. El gremio que estudia la Antigüedad y su vínculo con el presente, por un lado, y el oficio especializado en administrar documentación sobre aquel pasado, por el otro. Ambos colectivos de especialistas están íntimamente vinculados con las instituciones que resguardan, clasifican y ponen a disposición del público documentación de diversa índole. La memoria como un predicado de los derechos humanos ha potenciado el entendimiento de los acervos históricos.
Una respuesta básica indicaría que un acervo adquiere el carácter de histórico cuando sus colecciones han sido consideradas patrimonio o memoria de una nación, de un colectivo social, o cuando un grupo reclama cierto cúmulo de información que ha de sistematizarse y difundirse en interés de la comunidad. Pero se advierte de igual manera que dicha riqueza informativa es fuente universal de valor para la humanidad, su devenir y la complejidad de sus narrativas. Esa peculiaridad, que da lugar a debates enriquecedores sobre el ser de las comunidades que vamos construyendo los humanos a lo largo de nuestra existencia, es la característica fundamental de un acervo histórico.
Colaboran ahí profesionales en gestión de la información o del conocimiento, donde la bibliotecología se ocupa de la clasificación, catalogación y almacenamiento de los contenidos. A la par funciona en el acervo histórico la archivonomía, que desarrolla métodos y normas para conservar los documentos y facilitar su uso y preservación, mientras que los profesionales de la historia investigan e interpretan críticamente el pasado desde diversas perspectivas para reflexionar sobre sus nexos con el presente. La docencia y difusión de la cultura del conocimiento pretérito suelen ser también su responsabilidad.
El derecho a la memoria dota de una dimensión aún más compleja a los profesionales del acervo histórico. Les mandata con aquella garantía legal que la sociedad ha construido para dar respuesta y evitar en lo posible diversos registros de violencia que el gobierno acciona sobre los ciudadanos. Dichos actos lesivos de la autoridad van desde la omisión y la negligencia en su actuar hasta el crimen de Estado.