Dolores Jiménez fue una de las mujeres que estuvo más cerca de la elaboración de planes y proyectos del plm. Su trayectoria política la llevaría por otros caminos y colaboraría con el zapatismo.
A pesar de que las mujeres fueron excluidas de la firma de planes y programas emanados del plm, las discusiones, aportes y experiencias que reunieron durante 10 años de trabajo al lado de sus compañeros de partido rindieron frutos tiempo después. En 1911 se proclamó el Plan de Tacubaya, que fue redactado por Dolores Jiménez y Muro, mujer cercana al movimiento liberal, al magonismo y que más tarde sería ideóloga del zapatismo. Este plan fundamentó lo que se conoció como el complot de Tacubaya, un levantamiento armado que desconocía al gobierno de Porfirio Díaz como resultado del fraude electoral y protestaba contra la suspensión de garantías decretado por las inconformidades de dicho fraude. En el documento se exponía la necesidad de reformas sociales y económicas que beneficiaran a la población por encima de las cuestiones políticas.
Dolores Jiménez fue una de las mujeres que estuvo más cerca de la elaboración de planes y proyectos del plm. Su trayectoria política la llevaría por otros caminos y colaboraría con el zapatismo.
En el Plan Político Social…, elaborado por Dolores Jiménez bajo los preceptos del liberalismo, se advierten aspectos de política social que serían retomados posteriormente en otros documentos.
El nombre oficial de este documento es Plan Político Social proclamado
por
los estados de Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, Puebla y el Distrito Federal.
En él, además de las firmas de Jiménez y Muro y de Camilo Arriaga, se pueden
leer, ahora sí, las de muchas mujeres más como Avelina Villarreal, María de
los Ángeles Jiménez Méndez, Josefa Arjona, Eulalia Jiménez Méndez,
Crescencia Garza, Juana Belén Gutiérrez y Elisa Acuña y Rosseti. La
diferencia con los otros documentos radica también en que aquí ya se
menciona como sujetos de derecho a ambos sexos. Dolores Jiménez plasma a las
mujeres en el papel como un acto político, porque era un acto de justicia
después de más de 10 años de lucha y de permanecer en el anonimato.
Personas cercanas al tema consideran que la cuestión del reparto agrario en
el Plan de Tacubaya y en el posteriormente planteado Plan de Ayala, son
similares, sobre todo en lo referente a la devolución de tierras a sus
dueños originales y también con el apartado sobre el mismo asunto esbozado
en el programa del plm. Sin embargo, este
último deja de lado cuestiones
como la educación pública o la atención a la salud, elementos que tanto el
Programa como el Plan sí contemplaban. Pero el asunto que más tienen en
común es que en los tres participaron mujeres, sin embargo, sólo en el Plan
de Tacubaya no hay lugar a dudas de la autoría de Jiménez y de la
participación de Juana Belén Gutiérrez. En el Plan de Ayala se señala la
presencia de Dolores como autora del proemio, pero no se le considera
asesora en la redacción del resto del plan. Y en el Programa del plm, como
vimos, no aparece ninguna firmante a pesar de que Jiménez, Gutiérrez de
Mendoza, Elisa Acuña y Sara Estela Ramírez estuvieron en esto como
propagandistas y miembros activos de la organización.
En el Plan Político Social…, elaborado por Dolores Jiménez bajo los preceptos del liberalismo, se advierten aspectos de política social que serían retomados posteriormente en otros documentos.
Andrea Villarreal fue una de las mujeres más radicales del movimiento liberal. En este documento incluso se le califica de “incendiaria escritora”, pues siempre alentaba al uso de las armas como la salida más viable para terminar con el régimen porfirista.
Un aspecto interesante a tratar relacionado con la participación femenina en el plm y el magonismo, es lo referente a la opción que muchas escogieron de conducirse por la vía armada. Hay incluso quien dice que el primer llamado al pueblo de México para llevar a cabo una revolución por esta ruta lo hizo una mujer vinculada a estos movimientos: Andrea Villarreal. Entre 1906 y 1907, Andrea cooperó en algunos levantamientos armados en Jiménez, Viesca, Las Vacas (hoy Acuña) y Palomas, Coahuila. Fue una de las féminas que no se separó de los Flores Magón y, desde el exilio, alzó su voz alentando a tomar las armas aprovechando que las leyes de neutralidad entre México y los Estados Unidos no prohibían el paso de éstas por la frontera.
Andrea Villarreal fue una de las mujeres más radicales del movimiento liberal. En este documento incluso se le califica de “incendiaria escritora”, pues siempre alentaba al uso de las armas como la salida más viable para terminar con el régimen porfirista.
En el año 1908 los simpatizantes del movimiento liberal tomaron las armas en varios puntos de la república. Aunque algunos levantamientos fueron más exitosos que otros, lo común fue que detuvieran a los participantes, los apresaran y los sometieran a juicio.
Se considera a 1906 el año de la primera oleada de levantamientos armados,
uno de los cuales, el de Acayucan, Veracruz, fue el más sonado y en él
colaboraron mujeres como Donaciana Salas, Rafaela Alor y Josefa Tolentino,
quien además brindó un gran apoyo económico al movimiento. En 1908 se dio
otra oleada importante en donde no se ha registrado intervención femenina,
pero contamos con la referencia de la participación armada de la profesora
Silvia Rembao en Chihuahua y de Margarita Ortega y su hija Rosaura Gortari
junto a Natividad Cortés en los estados de Baja California y Sonora.
En 1911 Baja California fue el foco de una revuelta armada en la cual
participaron muchos magonistas; entre ellos tuvieron una participación
destacada precisamente Margarita Ortega y su hija Rosaura. Ortega provenía
de una familia acaudalada de la región, a quien dejó para unirse a la lucha
liberal. Una de las principales labores dentro de ésta fue el transporte de
armas, parque, dinamita y bastimentos para sus compañeros. Además, se dice
que, aparte de ser una hábil jinete, también era experta en el manejo de
armas, lo cual muchas veces le ayudó a salir airosa de enfrentamientos con
los enemigos.
En el año 1908 los simpatizantes del movimiento liberal tomaron las armas en varios puntos de la república. Aunque algunos levantamientos fueron más exitosos que otros, lo común fue que detuvieran a los participantes, los apresaran y los sometieran a juicio.
María Talavera fue una de las mujeres que participaron en como espías y colaboraron con el traslado de correspondencia. En este documento se advierte la cercanía que mantenía con Ricardo Flores Magón.
Aunque fueron claros los rubros en los que se dio la participación femenina, como en el periodismo, sentando bases ideológicas o manejando el dinero para el movimiento, existieron otras actividades en las cuales también cooperaron. Está, por ejemplo, el caso del espionaje, como sucedió con María Talavera Brousse, quien prestó este tipo de servicios en el que se contemplaba también el traslado de correspondencia desde las diversas cárceles y sitios en los cuales se encontraba Ricardo Flores Magón. Quienes se ocupaban de este tipo de encomiendas tenían que ser muy cuidadosas pues se sabía que los detectives se introducían a las casas de los militantes a buscar papeles, por lo que no sólo debían ser precavidas en los traslados, sino también en esconder la correspondencia en sus casas.
María Talavera fue una de las mujeres que participaron en como espías y colaboraron con el traslado de correspondencia. En este documento se advierte la cercanía que mantenía con Ricardo Flores Magón.
Las mujeres fueron una parte importante del engranaje del plm, como se puede ver en este documento, en donde se habla de clubes, correspondencia cifrada, trabajos del movimiento y otros temas en los que se involucraron de manera activa.
Papel importante jugaron también aquellas que se encargaban de distribuir las
publicaciones del movimiento. Gracias a su intervención, las noticias
circulaban en gran parte del territorio mexicano y estadunidense, en donde
ya se había elaborado una red de información en la que ellas tuvieron un
papel esencial. Muchas transportaban los diarios aprovechando el tipo de
vestimenta de la época, entre sus faldas amplias. El paso de éstos por la
frontera seguramente fue una de las faenas más difíciles, pero gracias a
mujeres como Refugio C. de Ochoa y Carmen Gaitán logró mantenerse el flujo
de Regeneración hacia México. A una de ellas, María Dolores Ríos, las
autoridades mexicanas y norteamericanas la catalogaron como “revoltosa” de
carácter “resuelto y atrevido” al investigarla por saber que realizaba este
tipo de labor.
Finalmente, el transporte de armas fue otro de los rubros en el que las
mujeres pudieron colaborar con sus compañeros del plm. El contingente
femenino ocultaba revólveres en la zona del pecho, bajo el corsé y se
acomodaba los cartuchos alrededor de la cintura. Según testimonio de Enrique
Flores Magón, también ocultaban rifles tipo Winchester desarmados o en
mitades, en las piernas, el cual se encontraba suspendido de una cuerda
fuerte alrededor de la cintura. Además del transporte de armas, municiones y
bastimentos, las mujeres encubrieron a sus compañeros fugitivos, siempre
estuvieron comprometidas con el ideario liberal, dejaron de lado intereses
personales, enfrentaron persecuciones y encarcelamientos, desafiaron las
costumbres sociales y rompieron con los roles que estaban asignados a su
género, por lo que es necesario reconocer sus logros y distinguirlas como
participantes ilustres de la historia mexicana.
Las mujeres fueron una parte importante del engranaje del plm, como se puede ver en este documento, en donde se habla de clubes, correspondencia cifrada, trabajos del movimiento y otros temas en los que se involucraron de manera activa.
“[…] La situación que pesa sobre los mexicanos es verdaderamente aflictiva, debido a los gobernantes que hoy suspenden las garantías individuales, sólo para derramar a torrentes la sangre de los mexicanos dignos, no bastándoles para sofocar el actual movimiento revolucionario, a que han dado lugar con sus incesantes abusos, haber suprimido la prensa independiente, cerrado clubes, prohibido toda manifestación reveladora de la opinión pública y llenado las cárceles, sin respetar ni a las mujeres, de ciudadanos enemigos de la tiranía […]” (Dolores Jiménez, Plan Político Social, 18 de marzo de 1911).
“Mexicanos que vivís en los Estados Unidos: en este país hay fusiles en abundancia a la disposición de quien quiera comprarlos. Armaos e id a México. No os incitamos a que violéis las leyes de neutralidad. No. Comprar un fusil en este país y cruzar la línea individualmente con el propósito que operan en suelo mexicano, no es un delito en contra de las leyes americanas” (Andrea Villarreal en Regeneración, 21 de enero de 1911).
“Mujeres somos; pero no hemos sentido flaquezas que nos empujen a abandonar la pelea. Mientras más punzante era el dolor que nos hería, más se acrecentaba el cariño que profesamos a la causa de la libertad. Porque hemos sufrido sin que nos embargue el vértigo de arrepentimientos cobardes, derecho tenemos a elevar nuestra voz que convoca a la acción; derecho tenemos a demandar la entereza de los que vacilan, a aguijonear a los rezagados a sacudir a los indiferentes y a apostrofar a los viles” (Andrea y Teresa Villarreal, Regeneración, 16 de enero de 1911).
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Paulina Martínez Figueroa
Rebeca Flores Gutiérrez
Ivonne Charles y Mariel Morales
Angélica Santa María Daffunchio
Bárbara Hernández y Salvador López