Detrás de los grandes logros que han obtenido las mujeres a partir del momento en el que comenzó su interés por salir del espacio doméstico y buscaron defender sus derechos fundamentales, hay personas de carne y hueso que con sus posibilidades han contribuido a que la brecha existente entre hombres y mujeres se acorte cada vez más. Desde sus campos de acción encontraron los caminos para ayudar a sus pares logrando que los cambios trasciendan y se perpetúen. Aunque las transformaciones han sido graduales y falta mucho por hacer, reconocemos la labor de estas mexicanas acercándonos a la trayectoria de cuatro de ellas, sólo como una pequeña muestra de todas aquellas que en su momento lucharon por las que veníamos detrás.
Margarita Robles de Mendoza Margarita Robles de Mendoza (1896-1954) es una de las pioneras en la demanda del voto para las mujeres. Fue maestra, escritora, periodista, “oradora y feminista”, sufragista conocida nacional e internacionalmente. Muchos la recuerdan como la “mujer sándwich” por cargar un cartel doble que le cubría pecho y espalda, con el que reclamaba el sufragio femenino. Poco se sabe de su infancia y su juventud, pues sería alrededor de los 30 años de edad cuando comenzó su intensa actividad en la promoción del voto y la organización de las mujeres, pero llegó a convertirse en una figura central en la búsqueda por la ciudadanía femenina. Su participación en la Revolución mexicana en el bando carrancista le proporcionó experiencia y contactos en el mundo de la política. Con la llegada de Venustiano Carranza a la Presidencia se presentó la oportunidad para una mayor movilización, se crearon clubes y colectivos sociales femeninos que solicitaban su igualdad intelectual y jurídica, además de que se planteó un extenso programa de reivindicaciones.
Margarita Robles participó en estas actividades en México, pero parte de su labor la llevó a cabo en los Estados Unidos, sobre todo en Washington y Nueva York, en donde pudo conocer a sufragistas como Doris Stevens y Alice Paul. En 1935 la nombraron jefa de Acción Femenina y directora del comité para reorganizar al sector femenil del Partido Nacional Revolucionario (pnr) pero fue separada del cargo por las protestas de feministas locales que la acusaron de desconocer el contexto nacional. A pesar de las críticas, ese mismo año fundó la Unión de Mujeres Americanas (uma) para trabajar por la paz e igualdad de derechos y promover la amistad y cooperación de las mujeres de América y, ya hacia 1936, se reintegró al pnr donde organizó el Consejo Nacional del Sufragio Femenino, que luchaba por la igualdad de las mujeres ante la ley. En este cargo, y gracias al contexto cardenista, pudo llevar a cabo más actividades, como la protesta que todos recordamos y de la cual incluimos imágenes que ya se han convertido en un icono de la lucha por el voto de las mexicanas.
María del Refugio Cuca García Martínez Cuca García (1889-1973) ha quedado relativamente relegada a pesar de la enorme importancia que tuvo en la consolidación de los derechos de la mujer. Reconocida de manera local en su tierra, Michoacán, fue una relevante figura educativa y de cambio social en el distrito de Zitácuaro, principalmente entre 1921 y 1923. A partir de sus experiencias en las filas de la Revolución se convirtió en maestra rural, motivada por las ideas anarcosindicalistas de la Casa del Obrero Mundial en medio de la lucha armada. Militó en el mugiquismo del Partido Socialista Michoacano, apoyó la postura de la izquierda partidista en el recién creado pcm y formó parte del Consejo Feminista Mexicano que propugnaba por la emancipación de la mujer.
Todas sus ideas las vinculó con la práctica a través de la educación, pues, de acuerdo con Oikión (2015), “lo entendía como un todo generado en la praxis para la transformación revolucionaria”, pero en 1928 decidió dejar la labor docente para dedicarse por completo a la militancia dentro de las filas del pcm. Su carrera política continuó con la participación en congresos y la organización de actividades que visibilizaran la necesidad de la intervención directa de la mujer en el sector público. Por ello, en 1935 participó en la fundación del Frente Único Pro Derechos de la Mujer (fupdm), en donde impulsó sobre todo la campaña por el voto femenino y consiguió el establecimiento de la Clínica de Maternidad para la Mujer Trabajadora. En 1937 se presentó como precandidata a diputada federal por el pnr para el distrito de Uruapan, cuando todavía era ilegal postular mujeres para puestos federales, y siempre se mantuvo en contacto con los opositores, a quienes brindaba apoyo logístico y organizaba el trabajo femenil dentro de sus organismos; sin embargo, el final de sus días lo pasó en la pobreza, a pesar de sus relaciones, del apoyo que brindó a partidos y miembros de la clase gobernante y de que en 1966 la Cámara de Diputados le otorgara una modesta pensión por su actuación en la Revolución.
Adela Formoso de Obregón Santacilia Adela Formoso de Obregón Santacilia (1905-1981) es un personaje poco conocido hasta ahora. Desde su juventud comenzó a preocuparse por la participación de la mujer en distintas actividades, las cuales en su mayoría se encontraban ocupadas por hombres. Con esta idea en mente, fundó en 1923, junto con Luis G. Solana, la primera orquesta femenina en México. Tiempo después, en 1939, publicó La mujer mexicana en la organización social del país, convirtiéndose en una de las primeras personas en rescatar la figura de Leona Vicario, además de reflexionar en torno a la labor y el papel desempeñado por las mujeres desde entonces hasta su actualidad. Pero uno de sus logros más reconocidos fue haber fundado la Universidad Femenina de México en 1943, en el Distrito Federal, y en 1950 la Universidad Femenina de Veracruz.
De esta manera, se convirtió en una de las personas que más impulsaron la educación superior entre la población femenina del país. Era relevante crear licenciaturas exclusivas, diseñadas para mujeres, atendiendo al contexto de su tiempo, en el cual consideró importante que éstas se vincularan de alguna forma con el trabajo masculino. Todo ello enmarcado en el sexenio alemanista en el que se promovió la modernización del país y la construcción de nuevos espacios que mostraran físicamente esta “evolución”. Formoso pensó en un lugar al que pudieran asistir aquellas mujeres que por algún motivo no podían acceder a otras escuelas debido a complejos o prejuicios de su entorno. Preocupada por el desperdicio de su talento, sus energías y su inteligencia, quiso crear un espacio seguro en el cual pudieran desenvolverse y expresarse sin problemas. Además, diseñó algunas carreras cortas que les permitía intercalar sus actividades en el hogar con su formación y, posteriormente, con el trabajo profesional. Años después, también fundó el semanario Nuestra Palabra, donde dio espacio a la voz femenina que, como sabemos, ha sido múltiples veces silenciada, incluso hasta el día de hoy.
Alaíde Foppa Interesante y a la vez trágica resulta la historia de Alaíde Foppa (1914-1980), poeta, crítica de arte y activista feminista nacida en España, pero radicada en Guatemala y exiliada en México, que fue desaparecida por el gobierno guatemalteco el 19 de diciembre de 1980. Antes de llegar a ese país, en donde sólo se quedó 10 años, había vivido y estudiado en Europa, pero a la caída del gobierno de Jacobo Árbenz tuvo que salir pues su esposo había pertenecido a su gabinete. De esta manera llegó a México, en donde fue acogida por la élite intelectual de la época y logró ubicarse en el Departamento de Letras Italianas de la Facultad de Filosofía y Letras, en la que fue profesora y coordinadora. Combinó entonces su labor en la facultad con su activismo y como difusora y defensora de los derechos de las mujeres. Fundó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales un curso de sociología de la mujer y, más adelante, junto con otras compañeras, creó la revista Fem.
En 1976 dirigió el programa de radio Foro de la mujer, transmitido por Radio Universidad, a través del cual pudo denunciar la espantosa realidad que vivían las indígenas de la zona quiché en Guatemala. Desde ese micrófono, expuso la feroz violencia contra las mujeres, quienes eran sometidas a estupro, violación, torturas y muerte. Sus transmisiones causaron gran revuelo entre la opinión pública, no sólo en México sino a nivel internacional. Consideradas una afrenta imperdonable al gobierno guatemalteco, éste decidió secuestrarla frente a la casa de su madre, un día que acudió exclusivamente a visitarla. No se supo nada más de ella, pero su legado poético, su activismo feminista y el haber alzado la voz para dar a conocer el genocidio del pueblo de nuestro vecino país del sur perdurarán en la memoria de las presentes y futuras generaciones.