El deterioro de su salud lo obligó a trasladarse de residencia, fue así que en 1900 se instaló con su familia en la 3ª calle del Mirador no. 36, en La Villa de Guadalupe Hidalgo, por los rumbos donde hoy se encuentra La Villa. La vida de Cabrera en esta municipalidad transcurrió entre la construcción de su nueva casa, las visitas de sus amigos más cercanos y los tratamientos y visitas de los doctores que atendían su hemiplejia que le provocaban entre otros malestares, cansancio, “rigidez en las piernas y en la nuca. Dolores en el brazo” y mal humor. Combatidos la mayor de las veces por cucharadas de yoduro de estroncio y baños con “medió cuartillo de retino de malva, rosa de castilla, lechuga y espinosilla, y unos granitos de sal” (Cabrera, 1900), y complementados con toques eléctricos, según se lee en la agenda personal de 1900, escrita por su hermana Isabel, ya que Daniel estaba impedido para escribir.
El deterioro de su salud lo obligó a trasladarse de residencia, fue así que en 1900 se instaló con su familia en la 3ª calle del Mirador no. 36, en La Villa de Guadalupe Hidalgo, por los rumbos donde hoy se encuentra La Villa. La vida de Cabrera en esta municipalidad transcurrió entre la construcción de su nueva casa, las visitas de sus amigos más cercanos y los tratamientos y visitas de los doctores que atendían su hemiplejia que le provocaban entre otros malestares, cansancio, “rigidez en las piernas y en la nuca. Dolores en el brazo” y mal humor. Combatidos la mayor de las veces por cucharadas de yoduro de estroncio y baños con “medió cuartillo de retino de malva, rosa de castilla, lechuga y espinosilla, y unos granitos de sal” (Cabrera, 1900), y complementados con toques eléctricos, según se lee en la agenda personal de 1900, escrita por su hermana Isabel, ya que Daniel estaba impedido para escribir.
A pesar de su estado de salud y del retiro temporal del periodismo, las persecuciones no cesaron y el 11 de julio de 1901, recibió la visita del Juez de Distrito Pérez de León, para interrogarlo por un asunto del semanario. Como secuela de esta impresión en los días siguientes empeoró la salud del periodista, obligando a su familia, por prescripción médica, a cambiar de residencia. El lugar recomendado fue Cuernavaca, a seis horas de la capital viajando en tren. Los primeros días de octubre partieron a la capital morelense en busca de una nueva casa. El 11 de ese mes salieron de casa de Cesáreo Cabrera, hermano de Daniel, rumbo a la estación de Buenavista para abordar el tren que los llevó a aquel destino. Poco a poco el enfermo se aclimató a su nueva residencia, salía a pasear al zócalo y al jardín Borda. Cuando todo parecía indicar que su salud mejoraba, recayó y se enfermó de catarro, provocándole desvanecimientos. La situación se complicó la tarde del sábado 24 de noviembre, al darle un ataque que provocó la pérdida del habla. Frente a este escenario, se hizo evidente que su vida llegaba a su fin. Consciente de su situación, Daniel llevó a cabo todos los trámites para dictar su testamento ante el notario público Agustín Hurtado Mendoza en el Juzgado de Letras de la ciudad de Cuernavaca. Su última voluntad permaneció en sobre cerrado esperando su lectura hasta el día del deceso del periodista. El testamento fue dictado el 25 de enero de 1901. Su muerte, su recuerdo… Este prolífico periodista y artista gráfico murió, rodeado de su familia, a los 56 años, en Tomatlán, Puebla, el 6 de mayo de 1914 por las complicaciones de la hemiplejia, resultado de los largos encierros en la cárcel de Belém. Reclusiones que minaron su salud debido a las deplorables condiciones de las insalubres bartolinas, donde la tifoidea, las enfermedades gastrointestinales y las plagas de ratas, piojos y chinches consumía a los presos recluidos en ese lugar. Cuatro años después de su deceso sus restos fueron trasladados al Panteón Municipal de Zacatlán. Baudelio Candanedo narra que “De paso por el Palacio Municipal, los despojos fueron llevados a la sala de sesiones del Ayuntamiento para hacerle los honores correspondientes a los grandes hombres” , al mismo tiempo que se develó la placa que bautizaba a la Avenida Daniel Cabrera, donde actualmente se encuentra la Biblioteca Pública Luis Cabrera Lobato. Como liberal, periodista y caricaturista el nombre de Daniel Cabrera Rivera representa uno de los iconos más importantes del siglo xix, sin duda alguna es uno de los pilares del periodismo gráfico mexicano, al lado de tantos periodistas y dibujantes contemporáneos que día a día construyen la historia nacional a través de sus trazos y cartones políticos.
En la ciudad de Cuernavaca á las once de la mañana del dia veinticinco de mil novecientos uno, ante mi los testigos Luis Miguel Salinas, Francisco Perea y Teófilo Pérez, mayores de edad […] Presente en la casa número diez de la calle de Morelos el Señor Daniel Cabrera, mayor de edad, vecino de la Ciudad de Guadalupe Hidalgo, recidente en esta, soltero, editor de publicaciones, dijo que escribe esta cubierta la cual contiene su testamento cerrado constante de dos fojas útiles escritas por el Sr. Lic. Cecilio A. Rabelo y firmado á su calce por el mismo Señor á cuyo encargo del comparente, que no pudo hacerlo por la enfermedad que padece y quiere se cumpla su contenido después de su muerte como su última voluntad. Dispongo que mi periodico «El hijo del Ahuizote» sea ageno siempre á toda influencia moral y pecuniaria proveniente del Poder publico ó gobierno, del clero de determinado partido politico como órgano de éste, de asociaciones de capitalistas o de cualquier agrupación o institución que presente intereses en pugna actual o posible con el bien de los pueblos ó de la sociedad en general. No se admitirá para el sostenimiento de este periodico mas recursos que los de las suscriciones servidas a particulares y las de anuncios comerciales en él publicados; rechazándose toda protección directa o indirecta proveniente de las entidades antes referidas, aún a titulo de suscriciones. Si los recursos del público no bastaren á sostenerlo en la forma honrada en que lo he conservado hasta hoy mis herederos prescindirán de este periódico como recurso, suspendiendo su publicación.
Transcripción literal de la cláusula testamentaria referente de Daniel Cabrera, manuscrito, 1900. Biblioteca pública Luis Cabrera Lobato, Zacatlán, Puebla.
A pesar de su estado de salud y del retiro temporal del periodismo, las persecuciones no cesaron y el 11 de julio de 1901, recibió la visita del Juez de Distrito Pérez de León, para interrogarlo por un asunto del semanario. Como secuela de esta impresión en los días siguientes empeoró la salud del periodista, obligando a su familia, por prescripción médica, a cambiar de residencia. El lugar recomendado fue Cuernavaca, a seis horas de la capital viajando en tren. Los primeros días de octubre partieron a la capital morelense en busca de una nueva casa. El 11 de ese mes salieron de casa de Cesáreo Cabrera, hermano de Daniel, rumbo a la estación de Buenavista para abordar el tren que los llevó a aquel destino. Poco a poco el enfermo se aclimató a su nueva residencia, salía a pasear al zócalo y al jardín Borda. Cuando todo parecía indicar que su salud mejoraba, recayó y se enfermó de catarro, provocándole desvanecimientos. La situación se complicó la tarde del sábado 24 de noviembre, al darle un ataque que provocó la pérdida del habla. Frente a este escenario, se hizo evidente que su vida llegaba a su fin. Consciente de su situación, Daniel llevó a cabo todos los trámites para dictar su testamento ante el notario público Agustín Hurtado Mendoza en el Juzgado de Letras de la ciudad de Cuernavaca. Su última voluntad permaneció en sobre cerrado esperando su lectura hasta el día del deceso del periodista. El testamento fue dictado el 25 de enero de 1901. Su muerte, su recuerdo… Este prolífico periodista y artista gráfico murió, rodeado de su familia, a los 56 años, en Tomatlán, Puebla, el 6 de mayo de 1914 por las complicaciones de la hemiplejia, resultado de los largos encierros en la cárcel de Belém. Reclusiones que minaron su salud debido a las deplorables condiciones de las insalubres bartolinas, donde la tifoidea, las enfermedades gastrointestinales y las plagas de ratas, piojos y chinches consumía a los presos recluidos en ese lugar. Cuatro años después de su deceso sus restos fueron trasladados al Panteón Municipal de Zacatlán. Baudelio Candanedo narra que “De paso por el Palacio Municipal, los despojos fueron llevados a la sala de sesiones del Ayuntamiento para hacerle los honores correspondientes a los grandes hombres” , al mismo tiempo que se develó la placa que bautizaba a la Avenida Daniel Cabrera, donde actualmente se encuentra la Biblioteca Pública Luis Cabrera Lobato. Como liberal, periodista y caricaturista el nombre de Daniel Cabrera Rivera representa uno de los iconos más importantes del siglo xix, sin duda alguna es uno de los pilares del periodismo gráfico mexicano, al lado de tantos periodistas y dibujantes contemporáneos que día a día construyen la historia nacional a través de sus trazos y cartones políticos.
En la ciudad de Cuernavaca á las once de la mañana del dia veinticinco de mil novecientos uno, ante mi los testigos Luis Miguel Salinas, Francisco Perea y Teófilo Pérez, mayores de edad […] Presente en la casa número diez de la calle de Morelos el Señor Daniel Cabrera, mayor de edad, vecino de la Ciudad de Guadalupe Hidalgo, recidente en esta, soltero, editor de publicaciones, dijo que escribe esta cubierta la cual contiene su testamento cerrado constante de dos fojas útiles escritas por el Sr. Lic. Cecilio A. Rabelo y firmado á su calce por el mismo Señor á cuyo encargo del comparente, que no pudo hacerlo por la enfermedad que padece y quiere se cumpla su contenido después de su muerte como su última voluntad. Dispongo que mi periodico «El hijo del Ahuizote» sea ageno siempre á toda influencia moral y pecuniaria proveniente del Poder publico ó gobierno, del clero de determinado partido politico como órgano de éste, de asociaciones de capitalistas o de cualquier agrupación o institución que presente intereses en pugna actual o posible con el bien de los pueblos ó de la sociedad en general. No se admitirá para el sostenimiento de este periodico mas recursos que los de las suscriciones servidas a particulares y las de anuncios comerciales en él publicados; rechazándose toda protección directa o indirecta proveniente de las entidades antes referidas, aún a titulo de suscriciones. Si los recursos del público no bastaren á sostenerlo en la forma honrada en que lo he conservado hasta hoy mis herederos prescindirán de este periódico como recurso, suspendiendo su publicación.
Transcripción literal de la cláusula testamentaria referente de Daniel Cabrera, manuscrito, 1900. Biblioteca pública Luis Cabrera Lobato, Zacatlán, Puebla.