Daniel Cabrera fue un caricaturista liberal antiporfirista que luchó desde la trinchera de la prensa de oposición por el plan político de la generación de la Reforma, de la cual fue heredero. En los últimos años el trabajo de este periodista ha sido rescatado del olvido histórico y paulatinamente su vida y obra se han situado al lado de caricaturistas de la talla de Santiago Hernández, Eugenio Olvera, Jesús T. Alamilla o Primitivo Miranda. Todos ellos intentaron, a través de sus caricaturas, poner los cimientos de un México moderno y acabar con la indiferencia del pueblo, las injustas condiciones de vida de los obreros y campesinos mexicanos, los privilegios de la élite eclesiástica y los excesos de la clase política mexicana. (Imagen 1)

Daniel Cabrera fue un caricaturista liberal antiporfirista que luchó desde la trinchera de la prensa de oposición por el plan político de la generación de la Reforma, de la cual fue heredero. En los últimos años el trabajo de este periodista ha sido rescatado del olvido histórico y paulatinamente su vida y obra se han situado al lado de caricaturistas de la talla de Santiago Hernández, Eugenio Olvera, Jesús T. Alamilla o Primitivo Miranda. Todos ellos intentaron, a través de sus caricaturas, poner los cimientos de un México moderno y acabar con la indiferencia del pueblo, las injustas condiciones de vida de los obreros y campesinos mexicanos, los privilegios de la élite eclesiástica y los excesos de la clase política mexicana. (Imagen 1)

Daniel Cabrera nació en la ciudad de Zacatlán, Puebla, el 3 de enero de 1858, en el seno de una familia liberal-reformista. Su padre fue don José María Plutarco Cabrera, que participó en la Guerra de Reforma; en el sitio de Querétaro formó parte del Estado Mayor del general Vicente Riva Palacio. Su madre fue doña Francisca Rivera, originaria de Chignahuapan.

Desde niño se interesó por las letras y las artes aprendidas de su tío don José María Cabrera de los Reyes, presbítero liberal que tomó parte en la lucha contra Santa Anna. Su infancia la vivió en Zacatlán y al cumplir 18 años se trasladó a la capital del país para continuar su preparación académica en la Escuela de Artes y Oficios. En 1882 concluyó su carrera de litógrafo y obtuvo el primer premio correspondiente al último año de estudios.

Para poder ingresar a esta escuela concursó por una de las 50 becas otorgadas por el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, consistente en 30 pesos mensuales. Gracias a este apoyo arrendó con compañeros de clase y amigos, entre ellos los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón, una casa en la calle de Chiconautla 16 (hoy República de Colombia), en el centro de la ciudad y meses después cambió su residencia al número 24 de la calle de la Cerbatana (actualmente República de Venezuela). La acogida que tuvo El Hijo del Ahuizote le dio a Cabrera la posibilidad de cambiar de domicilio rentando una casa en la calle de Moras (hoy República de Bolivia) donde instaló su residencia y la imprenta del semanario. (Imagen 2)

A un año de circulación del periódico, Daniel Cabrera, de 28 años de edad, se convirtió en padre por primera vez de una niña llamada Julia, nacida el 19 de diciembre de 1886. Además de su primogénita tuvo tres hijos más: Francisco, Alejandro Segundo y Manuelito. Dentro de la familia nuclear y extendida de este caricaturista, destacan Luis Cabrera Lobato —importante jurista y diputado carrancista que intervino directamente en la redacción de la Constitución de 1917— y Jenaro Cabrera Oropeza, profesor, escritor y destacado cronista de Zacatlán, Puebla.

Como caricaturista admiró los trabajos de pintores y grabadores europeos y mexicanos que le aportaron, además de una cultura visual importante para su formación periodística y artística, ideales libertarios que enriquecieron su pensamiento político. La influencia de estos artistas se vio reflejada en sus primeros trabajos realizados a partir de 1879, y por otro lado, el contacto con la prensa nacional y extranjera despertó su admiración por los trabajos de reconocidos pintores y caricaturistas. Este acercamiento a la prensa combativa le permitió definir y reafirmar su postura político-ideológica que años más tarde planteó en las páginas de las publicaciones que fundó. En sus agendas personales Daniel Cabrera escribió que veía con atención las caricaturas del periódico El Ahuizote, en las que se ridiculizaba a Sebastián Lerdo de Tejada “haciéndolo parecer como tirano”.



Daniel Cabrera nació en la ciudad de Zacatlán, Puebla, el 3 de enero de 1858, en el seno de una familia liberal-reformista. Su padre fue don José María Plutarco Cabrera, que participó en la Guerra de Reforma; en el sitio de Querétaro formó parte del Estado Mayor del general Vicente Riva Palacio. Su madre fue doña Francisca Rivera, originaria de Chignahuapan.

Desde niño se interesó por las letras y las artes aprendidas de su tío don José María Cabrera de los Reyes, presbítero liberal que tomó parte en la lucha contra Santa Anna. Su infancia la vivió en Zacatlán y al cumplir 18 años se trasladó a la capital del país para continuar su preparación académica en la Escuela de Artes y Oficios. En 1882 concluyó su carrera de litógrafo y obtuvo el primer premio correspondiente al último año de estudios.

Para poder ingresar a esta escuela concursó por una de las 50 becas otorgadas por el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, consistente en 30 pesos mensuales. Gracias a este apoyo arrendó con compañeros de clase y amigos, entre ellos los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón, una casa en la calle de Chiconautla 16 (hoy República de Colombia), en el centro de la ciudad y meses después cambió su residencia al número 24 de la calle de la Cerbatana (actualmente República de Venezuela). La acogida que tuvo El Hijo del Ahuizote le dio a Cabrera la posibilidad de cambiar de domicilio rentando una casa en la calle de Moras (hoy República de Bolivia) donde instaló su residencia y la imprenta del semanario. (Imagen 2)

A un año de circulación del periódico, Daniel Cabrera, de 28 años de edad, se convirtió en padre por primera vez de una niña llamada Julia, nacida el 19 de diciembre de 1886. Además de su primogénita tuvo tres hijos más: Francisco, Alejandro Segundo y Manuelito. Dentro de la familia nuclear y extendida de este caricaturista, destacan Luis Cabrera Lobato —importante jurista y diputado carrancista que intervino directamente en la redacción de la Constitución de 1917— y Jenaro Cabrera Oropeza, profesor, escritor y destacado cronista de Zacatlán, Puebla.

Como caricaturista admiró los trabajos de pintores y grabadores europeos y mexicanos que le aportaron, además de una cultura visual importante para su formación periodística y artística, ideales libertarios que enriquecieron su pensamiento político. La influencia de estos artistas se vio reflejada en sus primeros trabajos realizados a partir de 1879, y por otro lado, el contacto con la prensa nacional y extranjera despertó su admiración por los trabajos de reconocidos pintores y caricaturistas. Este acercamiento a la prensa combativa le permitió definir y reafirmar su postura político-ideológica que años más tarde planteó en las páginas de las publicaciones que fundó. En sus agendas personales Daniel Cabrera escribió que veía con atención las caricaturas del periódico El Ahuizote, en las que se ridiculizaba a Sebastián Lerdo de Tejada “haciéndolo parecer como tirano”.