Las carreras de automóviles siempre han traído consigo un latente peligro de muerte. Tristemente, a lo largo de su historia, corredores e incluso espectadores han encontrado el fin de sus vidas en una carrera. La Carrera Panamericana no fue la excepción. A lo largo de sus primeras ediciones entre 1950 y 1954, el evento sumó 27 víctimas mortales, 16 de las cuales fueron espectadores. El trauma de la muerte caló aún más hondo a partir de la crónica que los medios de comunicación hicieron de los fatídicos sucesos.
De forma particular, dos pérdidas marcaron la historia de la competencia panamericana: la de José “el Che” Estrada Menocal y la de Felice Bonetto. Ambos eran figuras consagradas del automovilismo mexicano e italiano, respectivamente, que vieron truncadas sus carreras en los indóciles caminos mexicanos.
José “el Che” Estrada Menocal fue una de las víctimas más sentidas de la Carrera Panamericana. Consolidado piloto mexicano y considerado una de las mejores cartas nacionales ante las estrellas europeas y estadunidenses, “el Che” entró en la I Carrera Panamericana armado con un Packard, aunque no pudo finalizar la competencia. En 1951 volvió a intentarlo, pero sus esperanzas, y las de toda la afición mexicana, fueron truncadas por la curva “La Pera”, en el tramo con dirección a la ciudad de Oaxaca. Mientras negociaba la curva, se ponchó uno de sus neumáticos, enviándolo al fondo de una barranca, donde falleció junto a su copiloto. Posteriormente, en la misma competencia, fallecería el empresario italomexicano Carlos Panini; ambos hechos desencadenaron una serie de condenas públicas a la Carrera Panamericana, que se había convertido en una “carnicería sin sentido”.
José “el Che” Estrada Menocal fue una de las víctimas más sentidas de la Carrera Panamericana. Consolidado piloto mexicano y considerado una de las mejores cartas nacionales ante las estrellas europeas y estadunidenses, “el Che” entró en la I Carrera Panamericana armado con un Packard, aunque no pudo finalizar la competencia. En 1951 volvió a intentarlo, pero sus esperanzas, y las de toda la afición mexicana, fueron truncadas por la curva “La Pera”, en el tramo con dirección a la ciudad de Oaxaca. Mientras negociaba la curva, se ponchó uno de sus neumáticos, enviándolo al fondo de una barranca, donde falleció junto a su copiloto. Posteriormente, en la misma competencia, fallecería el empresario italomexicano Carlos Panini; ambos hechos desencadenaron una serie de condenas públicas a la Carrera Panamericana, que se había convertido en una “carnicería sin sentido”.
José Alfredo Hernández Padilla,
Así fue... La Carrera Panamericana 1950-1954,
Multilibros,
2014, p. 46.
José Alfredo Hernández Padilla,
Así fue... La Carrera Panamericana 1950-1954,
Multilibros,
2014, p. 44.
Felice Bonetto fue un entusiasta participante de la Carrera Panamericana desde su primera edición. De origen italiano y conocido como “El Pirata”, a partir de 1951 se integró al equipo oficial del fabricante de automóviles Lancia, y junto a sus connacionales Giovanni Bracco, Eugenio Castellotti, Umberto Maglioli y el múltiple campeón argentino Juan Manuel Fangio intentó ganar la Panamericana. El equipo lo logró en 1953 gracias al sudamericano, pero Bonetto perdió la vida en la entrada a la ciudad de Silao, mientras perseguía a sus compañeros de escuadra. La tragedia hermanó al automovilismo mexicano e italiano, pero también continuó avivando a los grupos que estaban en contra de la competencia.
Felice Bonetto fue un entusiasta participante de la Carrera Panamericana desde su primera edición. De origen italiano y conocido como “El Pirata”, a partir de 1951 se integró al equipo oficial del fabricante de automóviles Lancia, y junto a sus connacionales Giovanni Bracco, Eugenio Castellotti, Umberto Maglioli y el múltiple campeón argentino Juan Manuel Fangio intentó ganar la Panamericana. El equipo lo logró en 1953 gracias al sudamericano, pero Bonetto perdió la vida en la entrada a la ciudad de Silao, mientras perseguía a sus compañeros de escuadra. La tragedia hermanó al automovilismo mexicano e italiano, pero también continuó avivando a los grupos que estaban en contra de la competencia.