Cédula
Título
Noli me tangere (no me toques)
Forma parte de
Colección Gótico
Tipo de recurso
pintura
Nota de tiempo
1400
Descripción
El camino de Damasco y Noli me tangere formaron parte de la predela del retablo de San Miguel y San Pedro, ubicado en la Parroquia de San Miguel, de la ciudad de La Seo de Urgel, España. Era práctica común a finales de la Edad Media, que varios talleres concluyeran obras en caso de la muerte de los maestros inicialmente contratados. Tal fue el caso de Jaume Gonçalbo, quien acordó la realización del retablo para la parroquia de San Miguel trabajo iniciado por su taller y que, tras su muerte en 1428, fue retomado en 1430 por Cirera y Despuig. La obra está compuesta por tres escenas, enmarcadas por una estructura realizada en madera y dorada, que recuerda a la arquitectura tardomedieval. En el extremo izquierdo, muestra el pasaje de San Jorge y el dragón. El santo rescató a una princesa y liberó del monstruo a su reino. Ricamente ataviado, según la usanza de los caballeros del siglo XV, San Jorge domina a la bestia con una lanza; a la izquierda, en el segundo plano, se observa una fortaleza en la que se encuentran dos personajes de la realeza, mientras que a la derecha aparece la doncella salvada en actitud de oración. La escena central, que sirvió para nombrar la pieza, representa el Camino de Damasco, lugar donde sucedió la conversión religiosa de Pablo. El futuro santo fue enviado a aquella ciudad, para perseguir a los seguidores de Jesús; en el camino es derribado por una luz intensa, de la cual emergió la voz de Cristo, que cuestionó sus motivos para perseguirlo. Como consecuencia, Pablo quedó ciego durante unos días, y a su llegada a Damasco acudió a los cristianos para después convertirse al cristianismo. En la pieza aparece el santo, cayendo del caballo, rodeado por su séquito, mientras que en el cielo aparece Jesús quien le formula la pregunta. El lateral derecho representa a Cristo en su iconografía del Varón de Dolores. Aparece erguido, aún dentro del sarcófago donde había sido depositado su cuerpo inerte, y lo flanquean, a la izquierda la Virgen en actitud orante y a la derecha la figura de San Juan afligido. Allí se observan varios símbolos de la Pasión: las vestiduras de Cristo, los dados, los clavos, el martillo, la columna sobre la cual se posa el gallo y el manto de la Verónica. Cerca de la Virgen, se ven los brazos de la cruz donde reposan la caña con la esponja, la lanza, los flagelos y la escalera. En la segunda pieza, la escena del lateral izquierdo presenta a Cristo como figura central. Se lo observa emergiendo del sepulcro, cubierto por un manto bordado en oro. En la mano izquierda sostiene un estandarte que alude a su victoria sobre la muerte, mientras que con la derecha bendice. Alrededor de la tumba, cuatro soldados dormidos visten a la usanza medieval, portan armadura, espada al cinto, lanza y escudo. En la escena central, María Magdalena llora frente al sepulcro y es sorprendida por la aparición de Cristo, envuelto en la misma túnica que en la escena anterior. Ella no lo reconoce y lo confunde con un hortelano. La mujer le pregunta entonces dónde está escondido el cuerpo de su maestro; Jesús la llama por su nombre, es entonces que lo reconoce y en ese momento el resucitado le dice: "No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. "Finalmente, la escena del lateral derecho muestra a Santa Catalina de Alejandría, personaje del siglo III reconocido por su sabiduría, que se negó a adorar a los dioses romanos. Fue torturada y como símbolo de ello sostiene una rueda con púas en la mano izquierda. La leyenda cuenta que los ángeles rompieron la rueda para evitar su muerte pero el emperador Maximiano ordenó decapitarla con una espada, representada en su regazo. Además, porta en su mano derecha la palma de martirio y está coronada como princesa, símbolo de las vírgenes más ilustres. Le sigue Santa Águeda, noble doncella de Catania -Sicilia, Italia-, a quien el prefecto Quincianos quiso seducir sin éxito. En la mano derecha lleva un plato con sus pechos cercenados y en la izquierda la palma de martirio, elementos constantes en su iconografía. También puede reconocerse a Santa Lucía, doncella de ilustre familia que se consagró a Dios, por lo que fue martirizada y decapitada por orden del emperador Diocleciano a principios del siglo IV. En la Edad Media se invocaba a la santa contra las enfermedades de los ojos, probablemente porque su nombre deriva de "luz". Por lo tanto, se le ha representado llevando los ojos en una charola o con una lámpara encendida.
Medidas
114 x 273.5 x 26 cm
Materialidad
óleo sobre tabla
Lengua
español
Palabras clave
Noli me tangere; no me toques; pintura; Museo Nacional de San Carlos; MNSC; INBA
Tipo de media
imagen
Formato de la representación digital
JPG
Enlace al recurso
Colaborador
Mexicana
Custodio
Museo Nacional de San Carlos
Procedencia
Licencia de uso