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Juan Nepomuceno Almonte

Tras la caída de la plaza de Puebla en mayo de 1862, bajo las órdenes del general francés Élie Frederic Forey, las tropas invasoras avanzaron hacia la capital pese a la continua resistencia y defensa puestas por las brigadas militares del Ejército de Oriente. Solamente una coalición entre conservadores y el ejército francés pudo colocarlos en posiciones estratégicas de dominio.

El general Juan Nepomuceno Almonte, antes de la muerte de su padre José María Morelos y Pavón, leyó una última carta: “Sálvate tú y espero serás de los que quedan aún a terminar la obra que el inmortal Hidalgo comenzó”. Nepomuceno Almonte fue un destacado diplomático de carrera militar que participó en la defensa del puerto de Veracruz durante la guerra de Intervención norteamericana, embajador, ministro de Guerra y Marina y de Hacienda, y defendió la causa de la Intervención francesa bajo el bando conservador siendo miembro de la Junta Superior. Apoyó la intervención extranjera y daba partes de los sitios que se preparaban en Loreto y Guadalupe por las fuerzas republicanas. Tras la muerte del general Zaragoza en septiembre de 1862 y, posteriormente, la rendición de su sucesor el general Jesús Gonzalez Ortega, el 17 de mayo del mismo año, la plaza de Puebla cayó en manos de los franceses obligando al presidente Juárez a declararla, junto con la Ciudad de México, en sitio trasladando su gobierno a San Luis Potosí. Tras exponer las condiciones de la nueva monarquía, la Junta Superior de Gobierno, conocida como Los Notables, conformada por el general francés Forey y el Partido Conservador, Nepomuceno Almonte fue nombrado presidente provisional, y el 21 de junio proclamó el Segundo Imperio Mexicano. Con la muerte de Maximiliano y la caída del Segundo Imperio, Nepomuceno se exilió en Francia, donde murió. Sus restos reposan en el cementerio de Père Lachaise en París.