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La contribución de la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a Gabriela Mistral en la memoria de México
La contribución de la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a Gabriela Mistral en la memoria de México
Adriana Castillo Román
Directora General de Promoción Cultural y Acervo Patrimonial de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público

México es para mí el pedazo de mundo donde vi hacer el reparto de suelo, de la herramienta, del libro y del pan escolar. Eso no se olvida, aunque se viva mucho, y eso lava el resto, de errores y miserias humanísimos.[1]

Gabriela Mistral

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En opinión de Kant, “Saber qué es lo que hay que preguntar razonablemente constituye ya una notable y necesaria prueba de sagacidad y de penetración”,[2] y una prueba de lo acertado de esta opinión es Gabriela Mistral en la memoria de México. Gracias a la iniciativa de la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, presidenta del Consejo Asesor Honorario de Memoria Histórica y Cultural de México, se les formularon preguntas razonables a los directores de los distintos acervos y así se reunieron documentos que se encontraban dispersos, alojados en varias bibliotecas.

Gabriela Mistral en la memoria de México remedia la carencia de archivos que se padecía cuando se querían recuperar aspectos de la experiencia vivida por la poeta durante los 21 meses que estuvo en México; o del impacto que tuvo en ella el fecundo movimiento cultural posrevolucionario; o bien identificar con mayor precisión elementos del proyecto educativo vasconcelista, o las peculiaridades de la manera en la que se estableció la colaboración entre los intelectuales más destacados con una perspectiva latinoamericanista.

En la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se localizaron en total 52 referencias en periódicos, 10 en revistas y ocho en libros, las cuales se integraron en esta publicación con las encontradas en otros acervos. Sin embargo, ya en esta búsqueda en particular, se hallaron valiosas fuentes sobre la importante función social y pedagógica que tuvo la chilena en México. Sorprende la cobertura periodística de muchos actos oficiales y se puede observar su fotografía al lado del entonces presidente Álvaro Obregón y de José Vasconcelos. En los periódicos se recuperaron también varios artículos en los que argumenta en favor de la incorporación de las mujeres, indígenas y campesinos al proceso de modernización; describe ciudades europeas; se reúne con santa Teresa en Castilla y expone sin ataduras su propia opinión, a veces distinta de las comúnmente aceptadas.


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Gabriela Mistral sustenta en sus artículos sus convicciones, opiniones controvertidas propias de una mujer enfrentada a una tradición conservadora y cristiana —en la que se formó—, pero capaz de percibir el horizonte de los profundos cambios que ya se anunciaban en el torbellino del presente, abundante en reformas donde estaba inmersa, y en el que abogaba en favor de transformaciones que favorecieran una mayor equidad educativa en los países latinoamericanos.

Ahora que la tecnología nos permite entrar en los acervos de las bibliotecas desde un dispositivo electrónico para revisar, por ejemplo, Gabriela Mistral en la memoria de México, vale la pena recoger una de sus reflexiones acerca del valor de formarse a sí mismo: “Las bibliotecas son otras formas de escuelas. Para mí fueron la única. No tuve la suerte de los felices a quienes el pensamiento es ofrecido como una copa colmada, en la facilidad, tal vez extrema, de una hora de clase. Un montón de libros ha sustentado mi mente, y si me tocara recomenzar la vida, volvería a hacer del libro mi maestro único”.

Hoy libros, revistas y periódicos llegan a nosotros digitalizados, pero, aun así, en este moderno soporte, pueden sustentar el afán de conocer, siempre que se tenga la sagacidad de formularles preguntas razonables. Solamente de esa manera los libros, los periódicos, las revistas, las bibliotecas e incluso la naturaleza y la realidad misma podrán ofrecer respuestas.

Deseo expresar mi agradecimiento sincero a mis colaboradores: Patricia López Arena, Porfirio Tamez Avantes, Juan Martín Hernández Fernández, Ángel Aurelio González Amozorrutia, Brenda Minerva Gómez Meza, Jorge Corona García Piña, Antonio Rosales Morales y Lydia Ortiz Arriel.

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