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Iconografías paralelas. Pasajes del Lienzo de Tlaxcala en los Fragmentos de Texas y el Manuscrito Glasgow. Parte I
Iconografías paralelas. Pasajes del Lienzo de Tlaxcala en los Fragmentos de Texas y el Manuscrito Glasgow. Parte I
Carlos Alfredo Carrillo Rodríguez
Unidad Académica de Antropología Universidad Autónoma de Zacatecas

El códice Lienzo de Tlaxcala posee una de las historias más singulares dentro del colorido universo que conforman los libros pintados tanto del México antiguo como del colonial, no solamente por lo que se sabe de su travesía hasta nuestros tiempos, sino porque las diversas versiones reportadas sobre él muestran que resguarda un relato de gran trascendencia tanto para el pueblo que las pintó como para todo aquel que se interese en la historiografía del siglo xvi en general y en la pictografía histórica en particular.

Una de las muestras, posiblemente más tempranas, de este documento, la constituye un grupo de cuatro láminas denominadas Lienzo de Tlaxcala. Fragmentos de Texas (debido a que en la actualidad se encuentran custodiadas por la University of Texas Libraries). Este conjunto de pictografías ha sido abordado por distintos investigadores, entre ellos Luis Reyes García (1993), Gordon Brotherston y Ana Gallegos (1990), lo cual implica que han sido ya descritas en mayor o menor grado en distintas fuentes bibliográficas.

Reyes García señala las coincidencias de estos fragmentos con la famosa versión de 1892 publicada por Alfredo Chavero, la cual se ha convertido en el referente usual del documento para el gran público. Aquel autor establece que las imágenes del códice de Texas corresponden a las láminas 4 a 7 del Lienzo, además de que existe una relación directa con las 31, 32, 34 y 35 del llamado Manuscrito de Glasgow (específicamente los dibujos asociados a la Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala, autoría del historiador tlaxcalteca Diego Muñoz Camargo, a quien también debemos la Historia de Tlaxcala, ambas obras escritas en el siglo xvi).

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Si bien los pasajes que consignan las imágenes tanto de los Fragmentos como del Lienzo (Chavero) y los incluidos en el Manuscrito de Glasgow han sido objeto de numerosas menciones, publicaciones y descripciones en varios estudios, tanto de carácter divulgativo como académico, proponemos para esta breve serie de textos una comparativa de los elementos que componen cada lámina para ubicar y enfatizar las diferencias a nivel plástico más que narrativo entre los tres documentos.

En la foja 1 recto de los Fragmentos se observa el recibimiento por un personaje indígena cuyo nombre, Tepolouatecuhtli, está identificado por glosa alfabética. Este señor viste una tilma o capa con un fino rayado en rojo, porta un maxtlatl o braguero adornado de colores rojo y verde, calza un par de cactli (sandalias) sujetas con cintas rojas y lleva en la mano una especie de cetro (en el Lienzo da la impresión de tratarse de un abanico), así como un tocado que lo identifica como principal o gobernante del pueblo; lleva, además, el cabello amarrado. Éste se encuentra sobre un camino que hace una pronunciada curvatura hacia su extremo izquierdo; lo destacable es que se pueden observar diseños con forma de pies humanos y herraduras de caballo, indicando el uso del mismo, además de que la dirección en que están pintados señala el sentido de avance hacia la entrada a un poblado. Este recurso es usual en códices como la Tira de la Peregrinación, donde las huellas de pies muestran el sentido de lectura del documento. 

Al frente, y un poco debajo de Tepolouatecuhtli, se encuentra la figura de una mujer, a quien es posible reconocer por su indumentaria, un huipilli (que presenta un diseño en rayas rojas similar a la tilma de Tepolouatecuhtli), enaguas y calzado, como doña Marina, la famosa Malinche, intérprete y acompañante de Hernán Cortés. Marina, quien también está identificada mediante una inscripción, hace un ademán señalando con la mano, que significa que está hablando con el tlaxcalteca.

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Ligeramente arriba de esta representación se encuentra don Hernando Cortés, capitán, como lo señala la escritura asociada a él. Cortés está ataviado, como es cosa general en los documentos pictográficos que lo retratan, no con vestimentas militares, sino de alguien letrado: jubón negro (que lo distingue de los demás personajes españoles de la lámina), camisa, calzas y un sobrero rematado con una pluma. Va montado a caballo, sujetando las riendas con la mano derecha. Detrás de él, y repartidos en lo que resta de la parte media superior izquierda de la foja, hay pintados seis soldados, tres a caballo y tres caminando, que acompañan al futuro marqués del Valle. Igualmente, sus indumentarias se componen de calzas, jubones y sombreros en colores verde y rojo, sin remate plumario; una excepción la compone uno de los personajes de la retaguardia cuyo jubón da la impresión de un color muy tenue, casi fundiéndose con el fondo del documento. Cinco de estas personas portan largas lanzas pero ninguna en actitud amenazante.




Detrás del señor tlaxcalteca, en la parte derecha de la lámina en un sentido de abajo hacia arriba, encontramos ocho canastos repartidos en dos filas de cuatro, que muestran su contenido desde una perspectiva lateral, pues el pintor diseñó estos recipientes de tal forma que quien observe el códice pueda apreciar lo que hay dentro. Este recurso plástico recuerda la manera en que se presenta la figura acatl (caña) dentro de los surcos de las milpas, mostrando un corte de frente a quien mira hacia arriba, pasando el camino. Hay un grupo de aves, guajolotes, que en idioma nahua son llamados totolin. Estos dos grupos constituyen presentes que se ofrecen por parte de los gobernantes del pueblo a Cortés y sus huestes. 

Un poco más arriba se encuentra pintada una estructura arquitectónica a manera de templo o casa (con la morfología usual del glifo calli, “casa”, precisamente, para el centro de México en la víspera de la llegada de los europeos). Este dibujo tiene una glosa de cuatro renglones que señala el tipo de productos entregados al capitán español. Es notorio que dicha escritura no respeta los márgenes del diseño, por lo que puede interpretarse, en principio, como que no se pensaba incluir.

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Finalmente, en la parte superior derecha está el glifo toponímico (nombre de lugar) donde ocurre la escena, Atliuetzya[n], indicado por una glosa escrita en caracteres alfabéticos. Interesante resulta notar que en la parte inferior de este conjunto hay una fecha: 1521.  

La lámina 4 del Lienzo de Tlaxcala (Chavero) es mucho más sintética tanto en la parte escrita como en la plástica. Primeramente, no existe ninguna identificación y/o descripción alfabética, salvo la que da título a la imagen y que se encuentra localizada en la parte superior, y que se trata de la denominación del lugar: Atliuetzyan. En segundo término, la presentación de los personajes cambia: ahora el señor tlaxcalteca se encuentra en la parte izquierda de la composición, mientras que los españoles están a la derecha. La diferencia más notable es que el indígena, quien viste similar indumentaria que en el Fragmento, lleva adicionalmente, orejeras y un bezote en el labio inferior, mismos que fungen como marcadores de rango. Este personaje tiene detrás de él a otro que porta la misma vestimenta, a excepción del bezote y el tocado, indicando que se trata de alguien de menor jerarquía. Debajo de ellos se pintaron dos canastos, de una forma más realista que los del Fragmento, pues sólo se nota su contenido por la parte superior; de la misma forma, hay tres guajolotes, significando los regalos presentados a Cortés.

En la parte central de la lámina se encuentra Marina, dibujada con similar vestimenta que la del Fragmento, solamente que el huipilli se pinta de un solo tono naranja. Igualmente hace un ademán con la mano, señalando a los españoles que están detrás de ella que habla con los indígenas.

Hernán Cortés, representado de forma muy similar en términos de vestimenta que en el Fragmento, va también a caballo, pero, debido al cambio de perspectiva, ahora toma las riendas con la mano izquierda, mientras que en la derecha sujeta lo que parece ser un escudo simbolizado con dos curvaturas o diseños oblongos. Junto a él, se dibujaron las cabezas de un caballo y un soldado, pero a diferencia de los retratados en el Fragmento, este último sí porta el yelmo o casco típico de la época, y sujeta una larga lanza que se inclina ligeramente hacia el frente. El tlacuilo, para dar la impresión de multitud, pintó seis lanzas más (sólo a cuatro de ellas se les aprecia la terminación en punta) sin un portador evidente. Debajo de Cortés y su caballo se dibujó una pequeña porción de un camino con huellas de herradura que sugieren también la dirección que siguen los personajes hacia el asentamiento. Finalmente, se incorpora al cuadro el glifo toponímico de Atliuetzyan, una caída de agua o cascada.

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De forma similar, en el Manuscrito de Glasgow (cuadro 31), la escena es mucho más parecida formalmente a lo mostrado en la lámina 4 del Lienzo presentado por Chavero que a lo visto en la F.1r del Fragmento. La composición en el Manuscrito recuerda a la de los códices medievales, es decir, adecuada para la encuadernación a manera de los libros europeos cosidos por un lado, formato que no resulta extraño para la época; piénsese por ejemplo en el Catecismo de fray Pedro de Gante o en la Nueva Crónica y Buen Gobierno de Guamán Poma de Ayala. La escena 31 no tiene colores, al igual que casi todo el documento, y muestra un estilo mucho más cercano al occidental. Se busca realismo en los rostros al dotarlos de expresión; esto es muy notorio en Marina. En el mismo tenor, la manera en que se dibuja la barba en los rostros de los españoles da la impresión de volumen y perspectiva. 

Prácticamente el pasaje es, como se mencionó arriba, casi idéntico en cuanto a contenido a la lámina 4 del Lienzo; las diferencias radican (además del estilo y el color) en detalles como la cantidad de productos ofrecidos, pues en lugar de tres aves aparecen cuatro, y se siguen pintando dos canastos con la misma lógica plástica que en el Lienzo. Aquí, nuevamente tenemos sólo un personaje indígena, y la principal diferencia es el número de españoles: en este cuadro hay tres, dos soldados, los cuales vuelven a presentarse con vestimenta no militar, aunque de uno de ellos sólo se aprecia el sombrero. Una vez más se muestran lanzas (ocho en total) que son sostenidas por personajes que no están pintados para expresar la idea de multitud, así como una bandera o pendón, elemento ausente tanto en el Lienzo (Lám. 4) como en el Fragmento (F.1r). Hernán Cortés porta un sombrero distinto al de los soldados y lleva una capa, además de una espada. Se observa también un escudo cerca de la mano derecha de Cortés, pero ya no tiene la forma que hemos llamado oblonga (no obstante esto, en el cuadro 20 del Manuscrito de Glasgow, Cortés sí porta un escudo con la misma morfología que en la lámina analizada del Lienzo).

A los pies del caballo de Cortés se encuentra el camino con unos pocos diseños de herradura, así como el topónimo del lugar ya referido. Una diferencia final se encuentra en el margen derecho de la imagen, una especie de arboleda representando el paisaje por el cual caminaron. 

Finalmente, en la parte inferior de la lámina hay una inscripción, de tres renglones, en glosa alfabética que explica lo que sucede en la imagen, y en la cual se señala que Cortés fue recibido por Piltecuhtli y Acxotecatl (lo que no coincide ni en nombres ni número con lo establecido en la escena correspondiente del Fragmento. En el Lienzo no hay antroponímico o glosa que identifique al personaje ahí pintado). El nombre del pueblo es anotado como Atlihuezan.

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De todo lo anterior se desprende que, aunque la composición plástica difiere de un documento a otro, la narrativa es compartida y señala eventos que fueron interpretados formalmente de manera distinta por los diversos pintores que los abordaron. Pudiera pensarse que lo importante es, entonces, el mensaje que portan más que las imágenes mismas, sin embargo, es claro que cada artista buscó destacar elementos determinados a través de los detalles (por ejemplo, el pendón ilustrado en el Manuscrito puede tratarse de la bandera acuchillada de san Santiago, santo muy referido en relación a Cortés, y que aparece en muchos otros códices, como el Azcatitlan). 
Si bien la evocación del pasaje histórico aludido puede interpretarse de una manera similar gracias a las fuentes etnohistóricas disponibles, el análisis de la imagen brinda información sobre las supervivencias plásticas de la época prehispánica (por ejemplo, la representación de los canastos en el Fragmento, los topónimos y antropónimos, y el uso de los caminos para indicar el sentido de lectura), así como establecer los sincretismos a nivel formal que muy pronto invadieron el paisaje representativo en los códices, fusionando formas y generando nuevos formatos y significados. Otro dato interesante es el uso de dos sistemas de registro: por una parte la imagen y por otra, la glosa alfabética, evidentemente dirigidas para los entendidos en uno de los códigos o, en casos específicos, conocedores de ambos. La escritura alfabética muchas veces intenta interpretar la imagen, pero también son varias las ocasiones en que no es capaz de “traducir” los niveles semánticos presentes en un conjunto pictográfico, dejando al observador con una idea incompleta y convirtiendo a dicha imagen en una mera ilustración de un discurso escrito.

Finalmente, las similitudes formales dan cuenta de la relación genética de este corpus documental, corroborando las pesquisas de los estudiosos que han abordado la historia del Lienzo de Tlaxcala, rastreando los datos e imágenes existentes para desentrañar los resquicios de una relación que, celosamente, aún se niega a develar todo lo que resguarda. 

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