De izquierda a derecha: Manuel Mondragón, Victoriano Huerta, Félix Díaz y Aureliano Blanquet, febrero de 1913. Osuna Foto. Archivo Gráfico de El Nacional. Fondo Personal, Sobre 1423. inehrm.
Antes de capturar a Madero y a Pino Suárez, Victoriano Huerta le tendió una trampa a Felipe Ángeles y lo tomó prisionero. Su intención, al parecer, no era fusilarlo, pues el general hidalguense aún mantenía influencia en el ejército.
“Había una persona muy claramente convencida de la lealtad y la devoción de Ángeles hacia Madero: era Victoriano Huerta. Por esta razón, el día del golpe Huerta convocó a Ángeles al Palacio Nacional, supuestamente para recibir órdenes, y lo arrestó […]
Huerta tenía entonces tres opciones con respecto a Ángeles. La primera era ejecutarlo, decisión que podía tener consecuencias peligrosas para Huerta, en un momento en que su control del ejército no estaba totalmente seguro.
Esto lo vio con claridad Pino Suárez, quien le dijo al ministro cubano: ‘Al general Ángeles no se atreverán a tocarle. El ejército lo quiere porque vale mucho y además porque fue el maestro de sus oficiales. Huerta peca por
astucia y no disgustará fusilándolo, al único apoyo de su gobierno’.”
Friedrich Katz, “Felipe Ángeles y la Decena Trágica”, en Adolfo Gilly (compilador), Felipe Ángeles en la Revolución, México, Era / Conaculta, 2008, pp. 28 y 31-32 [el texto entre comillas simples fue tomado
por Katz de Manuel Márquez Sterling, Los últimos días del presidente Madero, México, inehrm, 1985, p. 514].