“Felipe Ángeles resultó ser el más notable de los militares de carrera que abandonaron el Ejército Federal para incorporarse a las filas de la Revolución Mexicana. Lo fue, sobre todo, porque su actitud frente al presidente civilista por antonomasia –Madero– no lo caracterizó como el militar avasallador y hambriento del poder, sino como colaborador que sostuvo con las armas la obra que llevaban a cabo las instituciones de la República. Esta actitud, ciertamente, rompió el esquema que tanto Victoriano Huerta como muchos militares de estas y otras latitudes se han empeñado en demostrar.
”Conocer la figura de Felipe Ángeles, al igual que la de otros militares de la Revolución, de los diferentes lados de la lucha, es devolver a la historiografía de la Revolución mucha de su autenticidad. No es el afán simplemente recreativo de lo que pudiera entenderse como retrato épico, sino la caracterización de quienes hicieron la Revolución dentro del marco histórico al que pertenecen. Para un conocimiento auténtico de la naturaleza de la Revolución se precisa analizar a sus protagonistas, que le dieron sentido al emprender la dirección de las masas. Estos protagonistas, si no produjeron ideas, por lo menos expresaron actitudes, las cuales, con la acción desarrollada en el campo de batalla, conformaron lo que resultó ser la Revolución Mexicana.
”Con [la muerte de] Felipe Ángeles sucumbía el militar de buena intención que dio a la Revolución Mexicana una dimensión militar sólida y trató de darle al Ejército una dignidad que la corrupción había erradicado.”
Álvaro Matute, 1982
Texto tomado del libro: Álvaro Matute (compilador), Documentos relativos al general Felipe Ángeles, México, Domés, 1982, pp. 5 y 21.