Conflictos y asesinatos en el reparto agrario
Conflictos y asesinatos en el reparto agrario
Mtro. Eduardo Jacinto Botello Almaraz
Coordinador de Biblioteca, Difusión y Fondo Reservado Agrario - Archivo General Agrario
En los procesos agrarios la imagen juega un papel fundamental en el imaginario social de la época, lo que permite contextualizarlos históricamente al ser ésta interpretada como un documento. Estas fotos permitieron al Oficial Mayor del Departamento Agrario, Salvador Teuffer, registrar en 1939 dentro de los expedientes agrarios, los sucesos trágicos que sufrieron los peones acasillados por parte de los dueños la hacienda de Enmedio, que se ubicó en el municipio de Tlalnepantla de Baz, Estado de México.
Durante el proceso de reforma agraria los peones acasillados fueron considerados como capacitados para recibir tierras ejidales hasta la edición del Código Agrario de 1934; en ese entonces, para ser reconocidos como peones debían ser trabajadores de las fincas agrícolas, ocupar casa en las mismas sin pagar renta, y depender económicamente del salario que perciben por sus servicios.1
En este sentido, los peones que prestaron su trabajo en la hacienda de Enmedio sufrieron diversos perjuicios por parte del señor Joaquín Rosales, dueño de la citada hacienda, cuando los primeros, al no contar con tierras para realizar sus cultivos, decidieron inscribirse en el censo agrario del poblado de San Juan Ixtacala y así ser considerados para recibir tierras una vez que el Ejecutivo diera su aprobación a la ampliación ejidal solicitada en 1934 por los campesinos de aquel lugar.2
Como puede apreciarse en las fotografías y en el cuerpo de los documentos que resguarda el Archivo General Agrario (aga), durante el año de 1934 y hasta 1940 los dueños de la tierra intentaron convencer por diversos medios a los peones acasillados para que abandonaran su localidad y de esa manera intentar impedir la ampliación de ejidos proyectada sobre sus propiedades. En algunas ocasiones implementaron formas supuestamente legales de persuasión como liquidarlos con una raquítica cantidad de dinero, tres meses de indemnización, a cambio de abandonar sus hogares y sus labores, hasta formas ilegales, como negarles el trabajo dentro de la hacienda, labor que habían desarrollado desde 1907, el destierro, destechar sus viviendas y en algunos casos la destrucción total de las mismas dejando a estas familias a la intemperie; asimismo, se llegó al extremo al acatar medidas del todo fuera de la ley, como el asesinato de Patricio Tovar, campesino del poblado de San Juan Ixtacala y uno de los principales líderes del movimiento.
Estas acciones dieron como resultado la intervención de Gabino Vázquez, jefe del Departamento Agrario, de la Unión Campesina y de la Confederación Nacional Campesina, que en conjunto apoyaron a estas personas con alimentos, medicamentos y alojamiento provisional en la Casa del Agrarismo del Departamento Agrario y en casas de campaña. Finalmente, este proceso culminó cuando el Ejecutivo, a cargo de Lázaro Cárdenas, otorgó la ampliación ejidal a los campesinos y peones acasillados de San Juan Ixtacala en 1940. No obstante, la falta de documentación no permite precisar si el asesinato de Tovar y los daños ocasionados a los peones acasillados por el dueño de la hacienda de Enmedio fueron resueltos, pero todo parece suponer que no fue así.