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Colección Gabriela Mistral
Colección Gabriela Mistral
Laura Beatriz Moreno Rodríguez
Directora General del Acervo Histórico Diplomático y Coordinación de Archivos de la Secretaría de Relaciones Exteriores

En la intensa labor que llevó a cabo Lucila Godoy Alcayaga, mejor conocida como Gabriela Mistral, tanto en la construcción del sistema de educación pública del México posrevolucionario como en la promoción de las relaciones culturales latinoamericanas, destacándose por su pensamiento pedagógico, feminista, y su talento literario, el Archivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores consigna una breve documentación que da cuenta de algunos de esos episodios, así como de los reconocimientos en los que México participó su muerte y en homenajes posteriores.

Su condición de extranjera y la naturaleza internacional de sus actividades que implicaban constantes viajes, así como su presencia y trascendencia mundial, explican la constante intervención de la Secretaría de Relaciones Exteriores tanto en las gestiones solicitadas por la Secretaría de Educación Pública como en el seguimiento que las representaciones de México en el exterior tenían al informar de sus actividades en otros lugares del mundo. De ahí que los fondos Asuntos Diplomáticos, Numeración Corrida y Dirección de Asuntos Consulares resguarden la documentación al respecto.

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Uno de los ejes relevantes de la construcción del Estado posrevolucionario fue la educación. La creación de la Secretaría de Educación Pública encabezada por José Vasconcelos emprendió una cruzada por establecer la educación pública, a la cual tuviera acceso la mayoría de la población mexicana. Para llevar a cabo esta tarea, Vasconcelos decidió invitar a colaborar a Gabriela Mistral, quien para entonces ya era una maestra e intelectual reconocida en su país, así como por escritores y funcionarios latinoamericanos, por su pensamiento progresista y su experiencia pedagógica en los espacios rurales. Así, en 1922 Mistral viajó a México y, en algunas de las vicisitudes de ese viaje, hizo una escala en la ciudad de La Habana, Cuba, misma que se documenta en uno de los expedientes referidos.[1]

Su participación en la definición y concreción de la educación mexicana la asociaron indisolublemente a nuestra patria, motivo por el cual su promoción de la misma fue permanente. En los homenajes que se le hacían en diversas partes del mundo, su relación con nuestro país era remarcada. Las representaciones de México en esos lugares dejaron constancia.[2]

Su incansable promoción cultural por distintas naciones también la realizó ocupando el cargo de cónsul de su país. En 1950 se hizo cargo del consulado de carrera de Chile, en la ciudad de Veracruz. Para ello, se le otorgó el Exequatur correspondiente con las gestiones de la Secretaría de Relaciones Exteriores.[3]

A la muerte de esta insigne intelectual latinoamericana, las iniciativas de homenaje se multiplicaron y nuevamente los ministerios de Relaciones Exteriores tuvieron un papel relevante como intermediarios en las gestiones o, bien, como partícipes de los mismos.[4]

Entre las relaciones personales y profesionales más sólidas que tuvo en México y que trascendieron con los años, se encuentra la que estableció con la también escritora y diplomática Palma Guillén de Nicolau, quien a la postre sería la primera mujer en ocupar el cargo de embajadora de México en distintos países. A su muerte, el testamento de la escritora chilena indicaba que otorgaba como legado a Palma Guillén los derechos de las ediciones y traducciones de su obra editadas en el mundo —a excepción de las de la región latinoamericana—, mismos a los que renunció la diplomática mexicana en favor de los niños de Montegrande en el Valle del Elqui, lugar en el que Mistral inició su labor pedagógica.[5]

Así, esta colección de documentos del Archivo Histórico Genaro Estrada da fe de la presencia de Gabriela Mistral en nuestro país y de la relevancia que adquirió a nivel internacional.

Agradezco profundamente el apoyo del canciller Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, y al consultor jurídico Alejandro Celorio Alcántara; igualmente reconozco y agradezco el trabajo de mis colaboradores: Gregorio Joaquín Lozano Trejo, Guillermo Sierra Araujo, Rafael Bueno Anaya, Marina Quevedo Díaz y Ángel Aldana Gómez.


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