Institución: Archivo General de la Nación, agn

Los cazadores de a pie son un operador de finales del siglo xviii que debían servir como parte de unidades ligeras en los flancos y retaguardia de regimientos de línea o compañías más complejas. Son un desarrollo de los húsares húngaros, pero a diferencia suya no dependían de los caballos. Esa especialidad al presentar batalla se adecúa en España hacia la invasión francesa de 1808 y se revisa en el México independiente. Las compañías de cazadores se caracterizaban por estar compuestas de los hombres más ágiles y mejores tiradores. Es decir, son especialistas en emboscar al enemigo. Justamente para garantizar esa movilidad y discreción, sus órdenes obedecen a un clarín y no al ademán y escolta de percusiones.

Luis Gonzaga Osollo es originario de San Luis Potosí y combatió a la intervención norteamericana de 1846-1848 siendo aún muy joven y desde el Castillo de Chapultepec. Egresado del Colegio Militar, conocía la teoría española importada de Francia con la que los ejércitos se modernizaron adoptando las figuras del chasseur à pied y el grenadier. Militar activo en la guerra de Reforma, caído en 1858, era General Mayor del ejército conservador y entró a la ciudad de México junto a Miguel Miramón y Félix Zuloaga. Pese a ser del lado contrario al Juarismo liberal no pesa sobre su persona el estigma histórico de haber sido un traidor. Aquí observamos a un imputado por desobediencia, Teniente Coronel de Infantería Don José María Paz y Puente, oficial que en campo de batalla desdeñó explícito mandato de sus superiores. La grafía Z en lugar de S, obedece a la ortografía decimonónica y aún castellanizante.