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Torres de Satélite, Estado de México

Torres de Satélite, Estado de México

 
 

Institución: Centro Queretano de la Imagen

A mediados del siglo xx, la ciudad de México se había transformado en una inmensa urbe que ya no era suficiente para la cantidad de personas que vivían en ella. Los estragos se comenzaban a notar en el abasto de servicios y en los problemas de transporte de sus habitantes. Arquitectos y urbanistas se dieron a la tarea de buscar soluciones para resolver la situación. Sin embargo, la traza de la ciudad ya no podía modificarse, ni tampoco se podía demoler para reestructurarla desde sus cimientos, por lo que se plantearon otros medios de redirigir el crecimiento de la misma. Dentro de este panorama, fue en 1957 cuando el arquitecto Mario Pani propuso crear lo que llamó “la ciudad fuera de la ciudad”, es decir, núcleos de estructura autónoma que fueran independientes y cubrieran sus necesidades cotidianas, los cuales estarían distribuidos alrededor de la urbe principal. Así surgió la idea de la construcción de Ciudad Satélite, ubicada en Naucalpan, en el Estado de México, que les permitiría desarrollar un nuevo modelo de localidad adaptada a las necesidades de la época.

 

La fotografía que presentamos en esta ocasión como objeto destacado, muestra la que sería la entrada a la nueva ciudad imaginada por Pani y sus colaboradores. Ésta debía verse imponente y moderna, como lo sería el nuevo núcleo urbano, por lo que se decidió elaborar un conjunto escultórico que mostrara las características de la metrópoli del futuro en un símbolo identificable por todos. Pani invitó al arquitecto Luis Barragán y éste a su vez, al artista Mathias Goeritz, con quien ya había trabajado en proyectos afines, para proyectar una plaza monumental en la cual se planteara la idea de que la arquitectura no sólo tenía un sentido práctico, sino que uno de sus objetivos principales era provocar emociones. De esta manera surgió lo que ahora conocemos como las famosas Torres de Satélite. En el proyecto original, este espacio debía también funcionar como una plaza pública y la monumentalidad de las formas debía ayudar al conductor que pasara por la zona, a reducir la velocidad al observarla, facilitando así el acceso al circuito interior de Ciudad Satélite por un paso a desnivel.

 

En esta fotografía podemos admirar las cinco estructuras verticales de planta triangular distribuidas en una explanada de forma oval, articulada en desniveles. También se aprecia con claridad las estrías características obtenidas gracias a su colado por segmentos. La imagen muestra cómo los arbustos que forman parte de la plaza están casi recién sembrados y se observa a algunos empleados todavía trabajando sobre esta zona. Las luminarias y los marcadores de velocidad también son prácticamente nuevos por lo que suponemos que esta fotografía es del año de su construcción o de principios de 1958 pues al parecer, ya se les había pintado con los colores elegidos por Goeritz para ellas: tres blancas, una amarilla y otra roja. Con el paso del tiempo, las torres han sufrido modificaciones, sobre todo en su color, y también los alrededores han cambiado radicalmente, sin embargo, su estructura permanece como antaño y hoy en día se consideran un fuerte ícono de identidad y orgullo de toda la zona norponiente de la ciudad de México.

 

Material de apoyo:

Garza Usabiaga, Daniel, “Las Torres de Satélite: ruina de un proyecto que nunca se concluyó” en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, vol. 31, núm. 94, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2009, pp. 127-152.

Pani, Mario, “México. Un problema. Una solución” en Arquitectura México, núm. 60, diciembre de 1957, pp. 198 a 226.

 

Institución: Centro Queretano de la Imagen

A mediados del siglo xx, la ciudad de México se había transformado en una inmensa urbe que ya no era suficiente para la cantidad de personas que vivían en ella. Los estragos se comenzaban a notar en el abasto de servicios y en los problemas de transporte de sus habitantes. Arquitectos y urbanistas se dieron a la tarea de buscar soluciones para resolver la situación. Sin embargo, la traza de la ciudad ya no podía modificarse, ni tampoco se podía demoler para reestructurarla desde sus cimientos, por lo que se plantearon otros medios de redirigir el crecimiento de la misma. Dentro de este panorama, fue en 1957 cuando el arquitecto Mario Pani propuso crear lo que llamó “la ciudad fuera de la ciudad”, es decir, núcleos de estructura autónoma que fueran independientes y cubrieran sus necesidades cotidianas, los cuales estarían distribuidos alrededor de la urbe principal. Así surgió la idea de la construcción de Ciudad Satélite, ubicada en Naucalpan, en el Estado de México, que les permitiría desarrollar un nuevo modelo de localidad adaptada a las necesidades de la época.

La fotografía que presentamos en esta ocasión como objeto destacado, muestra la que sería la entrada a la nueva ciudad imaginada por Pani y sus colaboradores. Ésta debía verse imponente y moderna, como lo sería el nuevo núcleo urbano, por lo que se decidió elaborar un conjunto escultórico que mostrara las características de la metrópoli del futuro en un símbolo identificable por todos. Pani invitó al arquitecto Luis Barragán y éste a su vez, al artista Mathias Goeritz, con quien ya había trabajado en proyectos afines, para proyectar una plaza monumental en la cual se planteara la idea de que la arquitectura no sólo tenía un sentido práctico, sino que uno de sus objetivos principales era provocar emociones. De esta manera surgió lo que ahora conocemos como las famosas Torres de Satélite. En el proyecto original, este espacio debía también funcionar como una plaza pública y la monumentalidad de las formas debía ayudar al conductor que pasara por la zona, a reducir la velocidad al observarla, facilitando así el acceso al circuito interior de Ciudad Satélite por un paso a desnivel.

 

En esta fotografía podemos admirar las cinco estructuras verticales de planta triangular distribuidas en una explanada de forma oval, articulada en desniveles. También se aprecia con claridad las estrías características obtenidas gracias a su colado por segmentos. La imagen muestra cómo los arbustos que forman parte de la plaza están casi recién sembrados y se observa a algunos empleados todavía trabajando sobre esta zona. Las luminarias y los marcadores de velocidad también son prácticamente nuevos por lo que suponemos que esta fotografía es del año de su construcción o de principios de 1958 pues al parecer, ya se les había pintado con los colores elegidos por Goeritz para ellas: tres blancas, una amarilla y otra roja. Con el paso del tiempo, las torres han sufrido modificaciones, sobre todo en su color, y también los alrededores han cambiado radicalmente, sin embargo, su estructura permanece como antaño y hoy en día se consideran un fuerte ícono de identidad y orgullo de toda la zona norponiente de la ciudad de México.

Material de apoyo:

Garza Usabiaga, Daniel, “Las Torres de Satélite: ruina de un proyecto que nunca se concluyó” en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, vol. 31, núm. 94, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2009, pp. 127-152.

Pani, Mario, “México. Un problema. Una solución” en Arquitectura México, núm. 60, diciembre de 1957, pp. 198 a 226.

 
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