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El levantamiento

El 31 de diciembre de 1993, el presidente Carlos Salinas de Gortari estaba reunido con familiares y amigos en Huatulco. La celebración de Año Nuevo le fue interrumpida con una llamada urgente del secretario de la Defensa Nacional, general Antonio Riviello Bazán. Los informes provenían de la 31ª Zona Militar con base en el km. 95 de la carretera a Comitán, en Chiapas. Hombres, mujeres y niños, en San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas, se habían alzado contra el gobierno. No hubo voluntad en ellos para mirar signos que, en retrospectiva, debieron ser claros. 

Tampoco la sociedad civil ni diversos niveles de gobierno se ocuparon de observar esos indicios, las innegables omisiones, la injusticia profunda como la historia. Hacía mucho tiempo que pobladores chiapanecos de cuatro etnias (tzotziles, choles, tojolabales y tzeltales) se habían organizado, y en la madrugada del primer día de 1994 sorprendieron al Estado mexicano, a sus connacionales y al mundo en general. Un elocuente portavoz, Marcos, se volvió el único personaje identificable entre aquellos indígenas sublevados. Era el día en que el nafta (North American Free Trade Agreement, por sus siglas en inglés) entraba en vigor.

Una sublevación armada, el término mismo “guerrilla”, parecía pertenecer a otras latitudes o a un pasado ya superado en México. Sorprendía el nombre, el modo en el que aquellos indígenas se autodenominaban: zapatistas. Escopetas de palo y rifles de asalto (AK47 y M14) comprados en el mercado negro, los pasamontañas y el desigual uniforme, su mera presencia más serena que amenazante, advierte el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) que ha comenzado una guerra contra el gobierno y nada tiene contra los mexicanos en general; todo nos resultaba insospechado y enigmático.

Las voces que desde el Congreso debían recoger la opinión de sus representados iban de la indiferencia a la insensatez. Durante la LV Legislatura, en su segundo año, y en el 2° periodo ordinario, el senador Antonio Melgar A. dijo en la sesión 24: “La seguridad pública es el medio más propicio para lograr la convivencia humana...". El senador Víctor Manuel Tinoco Rubí dijo días antes (sesión 18): “… lo que está en peligro en Chiapas, hay que decirlo de una vez por todas, es la integridad territorial y la soberanía nacional”. Había intolerancia, incomprensión y violencia antes del 16 de febrero de 1996; cuando parecía haberse alcanzado la paz.