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Libertad de expresión, gráfica y represión política

Los derechos humanos que, entre otras cosas, son inalienables, irrenunciables e irrevocables, obligan al Estado a su observancia y cumplimiento. Antes de 2011, en lugar de estos derechos, los ciudadanos mexicanos contaban con garantías individuales, mismas que podían suspenderse por cuestiones de seguridad nacional, como ocurrió durante la entrada de México a la Segunda Guerra Mundial en 1942, o restringirse o acotarse a discreción, como sucedió durante el movimiento estudiantil de 1968.

La libertad de expresión es una de las grandes conquistas en materia de derechos humanos en México. Sin embargo, diversos factores han provocado que ésta sea vulnerada. Una larga tradición de gráfica popular, presente en México, ha servido como uno de los mecanismos de expresión más influyentes en nuestro país. Muchos de estos diseños, a veces anónimos, han surgido al calor de movimientos sociales y, de la misma forma, han sido censurados por el aparato gubernamental. Durante el movimiento estudiantil de 1968, los jóvenes procedentes de diversas instituciones de educación superior generaron su propia gráfica, que funcionó como medio de expresión para manifestar sus demandas, propuestas e ideas, que sin duda dieron notoriedad al movimiento pero, sobre todo, una permanencia histórica que continúa en la memoria colectiva. En el pasado reciente, algunos símbolos gráficos han sido retomados o replanteados por nuevos actores sociales, lo que sin duda enriquece las colecciones gráficas de México, sean públicas o privadas.

A pesar de esto, quedan abiertas varias preguntas: ¿por qué, en ciertas ocasiones, el Estado busca censurar esta manifestación popular?, ¿cuál es el alcance de la gráfica que obliga a las autoridades a confiscar, destruir o, simplemente, tratar de borrarla? Las representaciones gráficas que se generaron durante el movimiento estudiantil de 1968, fueron una expresión crítica, de denuncia hacia un Estado que buscaba censurar y acallar cualquier expresión social que fuera en contra de la “ideología de la revolución institucionalizada”, de ahí que el mismo Estado, revolucionario y anquilosado, así como reprimió con el uso de la fuerza al movimiento, buscó destruir las expresiones gráficas del mismo. Sin embargo, los registros que sus agentes hicieron de los mismos, los conservaron en el tiempo.