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Ernesto Zedillo trata de capturar a Marcos e implementa una doble estrategia para manejar el conflicto en Chiapas

9 de febrero de 1995

El año de 1994 fue decisivo para la vida del país por distintas razones. Una de ellas fue el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln). Casi un año después del inicio de la rebelión, la Presidencia de la República había cambiado de manos, con lo que se vislumbraban posibilidades de negociación y de llegar a un acuerdo favorable para los pueblos involucrados, sin embargo, el gobierno de Ernesto Zedillo comenzó con mano dura para el movimiento manejando un doble discurso que sólo complicaría más la situación.

El 9 de febrero de 1995, el entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo, dio a conocer la identidad del subcomandante Marcos, al cual se identificó como Rafael Sebastián Guillén Vicente, académico universitario de origen tamaulipeco. De igual forma, giró órdenes de aprehensión contra Marcos, Javier Elorriaga, Jorge Santiago y otros presuntos líderes zapatistas. La persecución llegó hasta el obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García, a quien se amenazó con aprehenderlo por cubrir las actividades guerrilleras del ezln. Así, en lugar de mostrarse conciliador, el gobierno ordenó el avance del Ejército, el cual ocupó nuevas posiciones militares a pesar de que existía una tregua que lo prohibía. Pero su estrategia fracasó, pues Marcos logró escapar y a pesar de la revelación de su identidad no perdió la popularidad de que gozaba entre la sociedad de entonces. 

De esta forma quedó al descubierto el doble juego del presidente: por un lado, buscaba negociaciones políticas con los insurrectos a través de la Secretaría de Gobernación y por otro, giraba órdenes de aprehensión en contra de quienes integraban su dirigencia por medio de la Procuraduría General de la República. Ante este comportamiento reprobable, la sociedad reaccionó con indignación: se llevaron a cabo manifestaciones multitudinarias que ocuparon las arterias principales de la Ciudad de México, lo que de cierta forma obligó al gobierno de Zedillo y a la Comisión Legislativa de Diálogo y Conciliación en el estado de Chiapas a firmar la iniciativa de ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en el estado, la cual sería enviada tiempo después al Congreso de la Unión, que lo discutiría y aprobaría en los meses siguientes.