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La Gran Chichimeca en el septentrión novohispano
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La Gran Chichimeca en el septentrión novohispano

En el centro-norte de la República mexicana se extiende la provincia fisiográfica denominada la Mesa del Centro o Mesa Central, la que se encuentra constreñida al este y al oeste por las vertientes interiores de las Sierras Madre Occidental y Oriental. 

La planicie semidesértica que hoy abarca parte de los estados de Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco, Zacatecas y Durango, recibió en la época colonial el nombre de la “Gran Chichimeca”.Durante milenios, esta inmensa región cubrió el centro y norte de la Nueva España y fue escenario del desplazamiento de grupos humanos nomádicos, dedicados principalmente a la caza y recolección, como los guachichiles, pames, guamares, tecuexes, coahuilos, zacatecos y otras culturas que los ibéricos llamaron genéricamente “Chichimecas”.

La vida de estos indígenas se determinó por los recursos naturales para la subsistencia que se renovaban cada año con el cambio de las estaciones y por el estímulo que les ofrecían las relaciones (interétnicas, políticas, económicas) que a lo largo de los siglos afianzaron con otras bandas de caza y apropiación similares o también con antiguas comunidades horticultoras y pueblos mesoamericanos de agricultores avanzados cuyos asentamientos estuvieron emplazados en los valles y sobre el pie de monte bajo las dos sierras madres. El rápido y violento avance de los conquistadores en la tercera década del siglo xvi a la “Gran Chichimeca” trajo como consecuencia el hallazgo de una enorme riqueza metalífera en el subsuelo y una incomensurable área para su explotación y el establecimiento de reales de minas, presidios, ranchos ganaderos y misiones en los que se fijaron españoles, indios aliados, mestizos, negros y mulatos que llegaron del centro y occidente de la Nueva España.El arrebato de este territorio a los “Chichimecas” por los primeros colonizadores españoles derivó en un “Guerra a Sangre y Fuego” conocida como la “Guerra Chichimeca” que puede ser considerada como el inicio del exterminio de las poblaciones cazadoras-recolectoras en el norte de México, cuya aniquilación continuó hasta mediados del siglo xix