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Fuerza viva: afrodescendientes en Morelos

John Womack en el prólogo de Zapata y la Revolución mexicana menciona que las variantes étnicas en el estado de Morelos fueron uno de los factores que hicieron posible el movimiento agrario que tanto impactó en el siglo xx en México y, de acuerdo con el historiador, los afrodescendientes tuvieron un papel muy activo. Aquí reunimos una significativa serie documental en la que éstos son los actores principales, “el auténtico núcleo y la fuerza viva de la desafiante, expansiva y explosiva rebeldía específicamente sureña”.

Desde el siglo xvi, junto con el orden colonial español llegaron esclavos que pronto se sumarían a las actividades económicas de la Nueva España. Las haciendas azucareras en Morelos no fueron la excepción, ya que heredaron poblaciones en las que había hombres y mujeres de origen africano. Como bien apunta Womack, “África en México parece desvanecerse en la nada a partir de la Independencia”; también señala que pareciera que “se transmutaron por esfuerzo propio en indios”. Nos gustaría agregar que se sigue invisibilizando su presencia en nuestro país y, aunque se reconozca la importancia de José María Morelos, Vicente Guerrero y Juan Álvarez en la historia, poco a poco empieza a destacarse su afrodescendencia.

En este afán por hacer memoria recuperamos la hipótesis de este clásico del zapatismo, en la que se argumenta que “Sólo los hijos del Morelos ‘afro’, el Morelos mestizo-mulato-moreno-pardo, pudieron hacer la Revolución del Sur”. Womack aclara que su propuesta no la sostiene en fundamentos biológicos sino que su reflexión es sociocultural y prueba de ello podría ser que el nombre del plan del Ejército Libertador del Sur no llevó el de algún pueblo de indios como Anenecuilco o Ayoxustla sino el de una antigua plantación azucarera ubicada en el pueblo de Ayala y que fue trabajada por muchos mexicanos de ascendencia africana.

Estos documentos muestran la presencia de africanos y afrodescendientes a través de los generales de partes conservados por el agn. Los pueblos en los que se desarollaron fueron Cuautla, Yautepec, Tetela del Volcán y Cuernavaca. Así confirmamos cómo es que en la vida cotidiana del sur convivieron hombres y mujeres, esclavos y ex esclavos, en las minas y haciendas azucareras. Cerramos este recorrido con una cita de Womack: “la fuerza viva revolucionaria, amplia, expansiva e impulsora, en busca de justicia a nivel nacional  de 1911 a 1920, fue la del Morelos afro-mestizo".