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Sociedad
Portadilla de El estandarte guadalupano de los insurgentes

El estandarte guadalupano de los insurgentes

El tema del estandarte guadalupano ha sido reinterpretado en imágenes contemporáneas que retoman la fe del pueblo mexicano en la Virgen morena. 

El grabado de Leopoldo Méndez El insurgente de 1910 utiliza la imagen religiosa a un siglo de distancia, tal como se establece en el título de la obra. Lo que representa es la vigencia del poder de convocatoria de la Virgen de Guadalupe al estar nuevamente al frente de los rebeldes revolucionarios: el que la lleva sostiene en la otra mano firmemente un machete que cruza la tela y con ello enmarca la figura de la santa mujer, y si bien difiere del original, al no contar con inscripción alguna  ni con los escudos de San Pablo y San Pedro de Michoacán, destaca el sentimiento de identificación que infunde en aquellos que la siguen en segundo plano, armados para defender sus ideales. La otra expresión visual que mostramos es de naturaleza popular al ser un grafiti de temática histórica realizado por Álvaro Mendoza García, cuyo contenido emula al padre de la patria. La obra forma parte de un interesante proyecto llamado “Visiones eternas” en el que 11 puertas antiguas de Yautepec, Morelos, sirvieron de lienzos para plasmar interpretaciones contemporáneas de importantes hechos históricos; en ella el estandarte sostenido por el cura Miguel Hidalgo y Costilla se presenta cortado pero aún puede leerse perfectamente la inscripción “Viva María Santísima de Guadalupe”.

La imagen de la Virgen de Guadalupe ocupó un lugar fundamental en el inicio del movimiento de insurrección al estar representada en el estandarte que llevaba el cura Miguel Hidalgo y Costilla como un símbolo. La leyenda cuenta que el religioso de Dolores sacó la bandera de la sacristía del santuario de Atotonilco, Guanajuato, pues, a pesar de que se señala que fue un arrebato fortuito, él estaba consciente de que se ganaría el favor del pueblo devoto de la Virgen morena; no era ajeno a su asombroso poder de convocatoria, y devino pronto en la protectora de los insurgentes. Persisten debates en torno a la historia de cómo fue que se seleccionó la citada insignia. Se dice que en la madrugada del 16 de septiembre de 1810 el iniciador de la Independencia tomó el cuadro al óleo de un caballete del recinto religioso; se presume que el original se encuentra resguardado en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec catalogado con una cédula en la que se lee que fue el estandarte de la Virgen de Guadalupe enarbolado por Hidalgo.