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La creación del Museo de Fauna y Flora Nacionales
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La creación del Museo de Fauna y Flora Nacionales 

En las cuatro primeras décadas del siglo xx, el ingeniero Miguel Ángel de Quevedo se dedicó a proteger los bosques en México porque los consideró de suma importancia por ser los principales proveedores de agua a nuestros acuíferos. Para cuidarlos y fomentar su investigación, estableció escuelas y estaciones para guardas forestales, construyó viveros para proporcionar árboles a los parques, avenidas, carreteras y áreas deforestadas, publicó la revista México Forestal y colaboró en la creación de un Museo de Fauna y Flora Nacionales que hoy en Memórica sacamos del olvido.

A comienzos de los años treinta, el ingeniero estaba plenamente convencido de que el principal problema para la protección de las regiones naturales boscosas era que la administración de sus recursos y el aprendizaje en esta materia se encontraban en una natural confrontación contra las organizaciones agrarias. Mientras que los forestales protegían la extensión mayor del límite arbóreo, los agricultores luchaban por la ampliación de la frontera agrícola. Esta compleja situación llevó a Miguel Ángel de Quevedo a plantear que el asunto merecía la creación de un organismo con carácter autónomo, sin embargo, las instituciones que él empujó a su establecimiento hasta 1934 estuvieron supeditadas a las dependencias gubernamentales encargadas del ramo agrícola. Ese año, Lázaro Cárdenas, durante su campaña por la presidencia de la República, invitó a De Quevedo a  colaborar en la redacción de su Plan Sexenal. Una vez elegido presidente, Cárdenas anunció el 1° de enero de 1935 que uno de los objetivos más importantes de su gobierno sería la preservación de los bosques y su aprovechamiento racional para lo cual se creaba el Departamento Autónomo Forestal de Caza y Pesca y cuya dirección quedaría a cargo de Miguel Ángel de Quevedo. La recién formada institución comenzó a organizar el Museo de la Flora y la Fauna Nacionales. Hoy en Memórica presentamos una colección de dibujos arquitectónicos –planos, secciones, instalaciones eléctricas y detalles de elementos– del proyecto de construcción para el edificio que alojaría ese museo en el Bosque de Chapultepec, mismo que abrió sus puertas hasta 1937 y que fue tristemente desmantelado una vez iniciado el gobierno de Manuel Ávila Camacho. Estos dibujos de un museo que tenía grandes proyectos por desarrollar y que no se realizaron, hoy se encuentran en el acervo del Archivo Histórico de la Ciudad de México “Carlos de Sigüenza y Góngora”.  Es deseable que a futuro esta documentación pueda servir para crear un nuevo museo que recupere la idea de De Quevedo sobre el papel central de la educación para la preservación de nuestros bosques y selvas, que cada año pierden miles de hectáreas por incendios y deforestación irracional en diferentes regiones del territorio mexicano.