Los ritos funerarios que comprenden preparar el cuerpo inerte, velarlo y enterrarlo mantienen la humanidad y trascendencia que la persona tuvo en vida. Si bien las costumbres varían a lo largo del país, en general están encaminadas a procurar el descanso del fallecido y a acompañar a la familia en su duelo. Cuando la vigilia termina se realiza un recorrido para llevar al difunto, hacia la sepultura y darle el último adiós. En lugares como Oaxaca, San Luis Potosí, Veracruz y otros estados, esta acción se complementa con música: vinuetes, sones y despedimentos.  

Cuando alguien muere, la familia avisa a los parientes y amistades del deceso y los invita a que acudan a despedirse. En el pasado este aviso se hacía mediante invitaciones o cartas. Los asistentes al velatorio son muy importantes: familiares y vecinos se unen en un acto de solidaridad llevando bebida y comida, que en algunas zonas es preparada por los parientes del difunto y en otras, por las mujeres que asisten al funeral. Más allá de la empatía, en ciertos lugares estas ofrendas anulan las rencillas que hubo con la persona fallecida, dejando atrás los problemas y uniendo a la comunidad.

Esta colección muestra una serie de recursos que visibilizan algunas de las prácticas que componen la tradición funeraria, ya sea que se realicen de manera general (como la música), o particular (como la edición en homenaje a la señora Dolores Castillo, que se muestra en esta selección de imágenes).