Orden de los dominicos
Los dominicos —llamados así por Domingo de Guzmán— desembarcaron en San Juan de Ulúa en 1526 y su presencia en territorio novohispano destacó en los estados de Oaxaca y Morelos. Su principal objetivo era el de la predicación, sin dejar a un lado el de la enseñanza, por lo que la impartición de clases sobre arte en sus conventos fue regular. Los primeros tres dominicos en llegar fueron Domingo de Betanzos, Gonzalo Lucero y Vicente de las Casas.
Sería dos años más tarde cuando fray Vicente de María envió frailes a Oaxtepec, Chalco, Coyoacán y Chimalhuacán, con lo que empezó la labor de los dominicos, quienes tuvieron presencia en las provincias de San Hipólito Mártir de Oaxaca, San Miguel y los Santos Ángeles de la Nueva España, así como la de San Vicente de Chiapas. Se hicieron cargo casi en su totalidad del obispado de Oaxaca y su influencia sería tan grande que los conventos de la Villa de Antequera representaron el enclave de la formación y enseñanza de esta orden religiosa en Oaxaca, aunque cabe destacar que en 1541 fundaron el colegio del Convento Imperial de la ciudad de México, el cual fue por varias décadas su centro de estudio general más importante, y para 1585 inauguraron en el convento de Puebla su primer colegio universitario, el de San Luis Rey.