Tuvo su época de mayor auge entre los años 1486 y 1502, bajo el reinado del tlatoani Ahuítzotl. Los artistas encargados de su elaboración provenían del pueblo de Amatlán y eran conocidos como amantecas. La plumaria fue una de las primeras manifestaciones artísticas prehispánicas que, tras la conquista, dejó maravillado a todo aquel que tuviese la oportunidad, en Europa o Asia, de observar alguna pieza sustraída del territorio mexicano. 

Posterior a la llegada de los españoles, a los amantecas se les siguió solicitando la confección de piezas, sólo que con motivos católicos, como las vestimentas sacerdotales presentes en esta colección digital. Este factor los convierte en elementos de sincretismo, pues las aves eran consideradas sagradas por los indígenas y al ataviar a sacerdotes con plumas se tejía un puente para que los pobladores originarios participaran de la nueva religión.

Destaca en esta colección digital un penacho prehispánico, al que se le atribuye haber pertenecido a Moctezuma. Fue confeccionado con plumas de cuatro especies de aves, que se distinguen por los colores: las azules son de ave xiuh totol, las de color rosa son de tlauquechol, las marrones de cuclillo y las verdes de quetzal. Actualmente, esta pieza se encuentra exhibida en el Museo de Etnología de Viena.