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Expresiones artísticas
Portadilla de <p>Inauguración del Palacio de Bellas Artes</p>

Inauguración del Palacio de Bellas Artes

29 de septiembre de 1934

El Palacio de Bellas Artes es por antonomasia, el recinto representativo de la cultura nacional. Desde hace casi 90 años ha acogido en sus espacios muestras de las diferentes disciplinas artísticas y alberga al teatro, danza, ópera, música, literatura y las artes plásticas producidas en el país. Pero también ha incorporado a exponentes extranjeros, ha recibido a músicos, actrices y actores, a grandes maestros de la pintura y de la gráfica y su propio edificio es un ejemplo de la importancia que estas actividades han jugado para la sociedad mexicana desde hace tiempo.

Su historia comienza con la idea que se fraguó hacia principios del siglo xx, cuando se quiso reformar el antiguo Teatro Nacional para que funcionara como un lugar que albergara el arte y la cultura de aquel entonces. El arquitecto encargado del proyecto sería el italiano Adamo Boari quien entregó su versión definitiva en 1904 la cual, de acuerdo con los sistemas constructivos de aquel tiempo, incluiría una estructura de acero para muros y techo, así como una plataforma rígida de acero y concreto. Todo parecía marchar sobre ruedas, sin embargo, la construcción se interrumpió en 1912 dos años después de haber iniciado la Revolución mexicana, momento en que las condiciones del contrato de Boari cambiaron, así como también se modificó todo el panorama nacional. El arquitecto salió del país en 1916 sin terminar su obra, la cual se trató de reanudar en 1917 y después, en 1929 pero las condiciones tampoco eran propicias y se consiguieron pocos avances. El último tramo de construcción se llevó a cabo entre 1930 y 1934 bajo la dirección del arquitecto Federico Mariscal, finalmente pudo inaugurarse el 29 de septiembre de ese año, con la presencia del presidente Abelardo L. Rodríguez, representantes del cuerpo diplomático, gobernadores, miembros del gabinete, destacados intelectuales y artistas, y lo cual se ha conservado como un sitio muy visitado y querido por la sociedad mexicana, en particular, los capitalinos.